¿Qué significa que el reloj del fin del mundo marque 89 segundos para la media noche? "El riesgo es menor"

Pedro Quesada, doctor en derecho procesal y profesor de la universidad de Jaén, pero sobre todo con una amplia experiencia en derecho internacional da su punto de vista

El Reloj del Juicio Final está fijado a dos minutos de la medianoche
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Poniendo las Calles

Carlos Moreno 'El Pulpo' conoce qué hay detrás del Doomsday Clock con el doctor en derecho procesal y profesor de la universidad de Jaén, Pedro Quesada

José Manuel Nieto

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3 min lectura

El Doomsday Clock, o Reloj del Fin del Mundo, ha marcado recientemente 89 segundos para la medianoche, la peor posición en su historia. Creado en 1947 por el Boletín de Científicos Atómicos, este reloj no mide el tiempo real, sino que simboliza la cercanía de la humanidad a una posible catástrofe global. Su cálculo toma en cuenta diversas amenazas, como el riesgo nuclear, el cambio climático, el desarrollo de tecnologías emergentes y las tensiones geopolíticas que amenazan la estabilidad mundial.

En las últimas décadas, el reloj ha oscilado entre momentos de mayor y menor riesgo, reflejando los vaivenes de la política internacional, el progreso científico y la capacidad de los gobiernos para gestionar crisis. Sin embargo, la actual cercanía a la medianoche ha despertado una inquietud renovada en la opinión pública. ¿Es esta alarma justificada o responde a una percepción exagerada del peligro?

El riesgo real es menor que en otras épocas, a pesar de la narrativa de crisis permanente que se maneja en los medios"

Pedro Quesada

Doctor en derecho procesal y especialista en derecho internacional

Sin embargo, Pedro Quesada, doctor en derecho procesal y especialista en derecho internacional, sostiene que la alarma generada puede estar sobredimensionada. “El riesgo real es menor que en otras épocas, a pesar de la narrativa de crisis permanente que se maneja en los medios”, explica. Según él, aunque existen desafíos significativos, el mundo ha demostrado una y otra vez su capacidad para evitar el desastre y adaptarse a nuevas realidades.

Un indicador subjetivo

Para Quesada, el Doomsday Clock no es un modelo matemático preciso, sino un instrumento simbólico diseñado para concienciar sobre riesgos globales y fomentar el debate sobre cómo prevenirlos. Es una herramienta que busca llamar la atención sobre peligros latentes, pero no puede considerarse un pronóstico exacto de un desenlace inevitable.

El reloj del Juicio Final está a un minuto de la medianoche

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El reloj del Juicio Final está a un minuto de la medianoche

Recuerda que durante la Crisis de los Misiles de 1962, la humanidad estuvo al borde de una guerra nuclear, pero la situación se resolvió sin una escalada total. A pesar de la gravedad del conflicto, el uso de la diplomacia y la negociación lograron desactivar la crisis sin recurrir a la fuerza. En la actualidad, aunque existen conflictos como el de Rusia y Ucrania, no se ha visto el uso de armamento nuclear, lo que sugiere que el peligro inmediato podría no ser tan extremo como el reloj indica. La doctrina de la disuasión sigue vigente y, hasta ahora, ha funcionado como un freno para evitar el peor escenario posible.

Factores en juego

El ajuste del reloj responde a diversas variables interconectadas. Las tensiones geopolíticas son una preocupación constante, pero el uso de armas nucleares continúa siendo un tabú absoluto. La crisis ambiental es grave, pero los países siguen negociando acuerdos internacionales para mitigar sus efectos, y aunque la implementación de políticas ecológicas es lenta, hay esfuerzos en marcha.

Por otro lado, la evolución de la inteligencia artificial y la biotecnología plantea tanto riesgos como oportunidades. La manipulación genética, el desarrollo de sistemas autónomos y la automatización de procesos clave en la sociedad pueden representar amenazas si no se regulan adecuadamente. Sin embargo, estas mismas innovaciones podrían proporcionar soluciones eficaces para problemas que la humanidad enfrenta desde hace décadas, desde la escasez de recursos hasta la contención de enfermedades globales.

Una visión menos catastrofista

“El Doomsday Clock es útil para generar debate, pero no debe usarse como un indicador absoluto de peligro”, concluye Quesada. A lo largo de la historia, la humanidad ha enfrentado y superado crisis existenciales, y esta no tiene por qué ser la excepción. Si bien es cierto que el mundo enfrenta múltiples amenazas, también es innegable que las sociedades han desarrollado herramientas para mitigar y gestionar estos desafíos.

En esta ilustración fotográfica, el logotipo del Boletín de los Científicos Atómicos (Reloj del Juicio Final) se muestra en la pantalla de un teléfono inteligente.

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En esta ilustración fotográfica, el logotipo del Boletín de los Científicos Atómicos (Reloj del Juicio Final) se muestra en la pantalla de un teléfono inteligente.

El avance del conocimiento, el fortalecimiento de las instituciones internacionales y el compromiso de la comunidad científica son factores que pueden inclinar la balanza hacia la estabilidad en lugar del colapso. La historia demuestra que la humanidad ha sorteado situaciones críticas antes, y con las estrategias adecuadas, puede hacerlo nuevamente.

Aunque la medianoche del reloj se acerque, la pregunta clave sigue siendo: ¿tenemos las herramientas para evitar el desastre? Más que resignarse a un destino sombrío, el desafío actual es encontrar soluciones y reforzar los mecanismos que protegen la seguridad global.

Herrera en COPE

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