Los secretos de las empresas de ‘desokupación exprés’, al descubierto

Las empresas de desalojos exprés han crecido como setas en los últimos tiempos. En esta entrega de 'Crimen y castigo', analizamos este fenómeno, desde la vertiente legal, social, policial, y hablando con tres compañías que se dedican a este negocio en auge. Quizás la empresa de este tipo más conocida y cuyo propietario reivindica que es la original, es Desokupa. Hablamos con él, con Daniel Esteve, y nos cuenta cómo surgió esta idea. Escúchale en el podcast que encabeza esta noticia.

También aparecieron muchas otras empresas que se dedican al desalojo de inmuebles okupados. Aunque presentan algunas variaciones en los métodos empleados, suelen aplicar dos fases diferenciadas, una de negociación y otra de control de acceso. Así lo expone Jorge Fe, gerente de la empresa Fuera Okupas. El añadido que presentan en la compañía Desokupación legal, según su propietario, Jaime Sanz, es que usan perros adiestrados para reforzar el control de acceso.

Negociación y control de acceso

Cada una de estas empresas tiene sus técnicas para en la fase de negociación. En algunos casos ofrecen ciertas sumas de dinero a los okupas para que abandonen la propiedad, en otros negocian un plazo en el que abandonarán la vivienda, también puede que la empresa de desalojos exprés les pague la mudanza, etc. Sin embargo, según entidades contrarias a la actividad de estas compañías, en esta fase de negociación en ocasiones podrían cometerse excesos. Así lo asegura la directora del Observatorio de Derechos Ecónomicos, Sociales y Culturales (DESC), Irene Escorihuela. Incluso llegaron a los tribunales con Desokupa, pero la denuncia de este observatorio no prosperó. De hecho, Esteve remarca que, a pesar de haber recibido numerosas denuncias, su empresa siempre ha salido indemne.

Hablamos también con Óscar Chamorro, que es criminólogo del Colegio de Criminólogos de Cataluña e inspector jefe de la Policía en Badia del Vallès, un municipio de la provincia de Barcelona, donde operan este tipo de empresas. Nos cuenta cómo ve y vive desde su puesto de autoridad el fenómeno de la okupación y la actividad de las empresas que luchan en contra. Puedes oírlo en esta entrega del podcast.

Niegan vínculos con la ultraderecha

Esteve también contradice a los que lo vinculan a él y a sus empleados con la ultraderecha. Rechaza cualquier afiliación o tendencia política e incluso señala que varias formaciones, como Vox, el PP o Cs, se han puesto en contacto con él con intereses partidistas. Tanto Desokupa como Fuera Okupas y Desokupación legal, exponen cuáles son los requisitos que deben cumplir sus trabajadores. Escúchalos en el podcast.

Uno de los aspectos que las entidades sociales contrarias ponen en cuestión de estas empresas es el perfil de sus clientes. Mientras que Escorihuela señala que los principales clientes que contratan servicios de desokupación no son familias particulares, los propietarios de estas compañías lo desmienten. Asmismo, aseguran que, en algunos casos, no aceptan los encargos o intervienen buscando soluciones alternativas al desalojo, especialmente si los ocupantes son una familia con hijos o personas en riesgo de exclusión social. De hecho, Daniel Esteve, de Desokupa, reivindica que su empresa realiza servicios de forma altruista una vez a la semana..

Un presupuesto personalizado

Preguntados por el precio de sus servicios, las tres empresas que han participado en este programa aseguran que el presupuesto es personalizado, y que el coste varía en función de las peculiaridades de cada caso. Desokupación legal ofrece sus servicios a partir de 500 euros. En el caso de Desokupa, el precio mínimo son 1.500. Y, por lo que refiere a Fuera Okupas, su contratación cuesta, de media, 2.500.

¿Y cómo es la relación de estas empresas con los cuerpos policiales? Nos lo cuenta Chamorro. Además, también explica que en algunos casos las comunidades de vecinos ven con buenos ojos la actividad de estas empresas de desalojos, por los problemas que les pueden llegar a causar los okupas, que no respetan las normas de convivencia de la finca o que incluso se enganchan al suministro eléctrico comunitario para no pagarlo. El inspector jefe de la Policía de Badia del Vallés también expone que en ciertos casos los okupas pertenecen a mafias. No te pierdas sus palabras en el podcast que encabeza esta noticia.

El deseo de las entidades sociales

Hablamos también con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid. Ellos todavía no han interactuado nunca con una empresa de desalojos exprés. Marga Rivas nos explican cuál es, según su experiencia, el perfil del okupa. Asegura que, según la experiencia de la PAH, suelen ser familias que no tienen otra alternativa habitacional. Desde esta entidad, abogan por la desaparición de las empresas de desalojos exprés.

Por su parte, el Observatorio DESC, da una serie de recomendaciones a las personas que puedan recibir la visita de una empresa de desokupación y abogan porque los desalojos se hagan siempre desde el ámbito judicial, y que no intervenga este tipo de empresas.

Para cerrar esta entrega de 'Crimen y castigo', el abogado experto en urbanismo Ignacio Cuota, de Cuota y Rioja Abogados, explica cómo es el proceso judicial para desalojar a los habitantes de una vivienda okupada.

Crimen y castigo’ es el podcast de COPE que trata, en entregas monográficas, los temas más actuales relacionados con la delincuencia y todo tipo de conductas que resulten problemáticas socialmente. Lo hace en un formato dinámico, fresco, cercano, y con entrevistas a los implicados e intervenciones de expertos.

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Pero, como dice el tópico, las apariencias engañan.</p><blockquote><p>&#8220;Te quedas paralizado, impotente, sin saber qué hacer&#8221;</p></blockquote><p style="text-align: justify;">En un momento determinado de la carrera, el cliente <strong>sacó un cuchillo jamonero</strong> y le exigió todo el dinero que llevaba encima. El delincuente salió del vehículo y se fue alejando a paso ligero pero sin correr. &#8220;Te quedas paralizado, impotente, sin saber qué hacer. En ese momento pensé en pasarle el coche por encima, porque me daba tiempo&#8221;, admite Paco. Sin embargo, descartó esa posibilidad: &#8220;Las personas normales no hacemos estas cosas&#8221;. Pero esa no fue la única ocasión en que se encontró con ese individuo&#8230; Descubre la historia completa escuchando el podcast que encabeza esta noticia.</p><p style="text-align: justify;">De Alicante nos vamos a Valencia y cambiamos el taxi por una ambulancia del Servicio de Asistencia Médica de Urgencias. Hablamos con un médico que se ha encontrado de todo sobre el terreno. En una ocasión, recibieron un aviso para acudir a una zona del área metropolitana de Valencia. Se había producido una <strong>reyerta con un arma de fuego y armas blancas</strong>. Había varios <strong>heridos</strong>. &#8220;Tuvimos la mala suerte de llegar minutos antes que la Policía&#8221;, lamenta el médico. Y describe la situación vivida sobre el terreno como un &#8220;caos&#8221;.</p><p style="text-align: justify;">&#8220;El estrés que pasamos esperando a las fuerzas de orden público fue increíble&#8221;, confiesa el doctor. Había muchísimas personas gritando e incluso <strong>zarandeando </strong>a los profesionales sanitarios. &#8220;Nos <strong>increpaba </strong>todo el mundo&#8221;, ya que todos pretendían que se prestara la atención médica a sus familiares en primer lugar, según cuenta el doctor.</p><p style="text-align: justify;">Y, a continuación, nos sumergimos en el subsuelo. Juan -nombre ficticio- es guardavías de Transportes Metropolitanos de Barcelona. Se dedica a recorrer los <strong>túneles del metro</strong> de la capital catalana cada noche entre la una y las cuatro de la madrugada, cuando ya se ha cortado la tensión, para comprobar que todo esté en perfecto estado para que el día siguiente los trenes circulen con normalidad. Pero, en la oscuridad de los túneles, Juan ha tenido más de un <strong>encontronazo con grafiteros</strong>.</p><blockquote><p>&#8220;Si te entrego yo a ti mi llave inglesa, ¿quién me dice a mí que no vayas a atizarme en la cabeza con ella?&#8221;</p></blockquote><p style="text-align: justify;">Una vez se encontró con un grupo de cuatro. Suelen colarse a través de salidas de ventilación y acostumbran a ir equipados con botes de espray pero también rodillos y botes de pintura, escaleras y sierras para lograr acceder al recinto.</p><p style="text-align: justify;">Eran hombres con una edad de alrededor de la treintena y que llevaban pasamontañas. &#8220;<strong>¡Me rodearon y me tocaron!</strong>&#8221;, exclama Juan. Y agrega: &#8220;Me tocaron mis herramientas de trabajo y, si me las quitaban, a lo mejor me podían agredir. Ese fue el mayor de mis miedos. Si te entrego yo a ti mi llave inglesa, ¿quién me dice a mí que no vayas a atizarme en la cabeza con ella, por ejemplo?&#8221;. Fue precisamente por estos encuentros con grafiteros, que los profesionales del metro lucharon por realizar su trabajo en pareja. Y lo consiguieron.</p><p style="text-align: justify;">Pero no es necesario meterse a la boca del lobo para encontrar problemas. José Ferrandis, médico de urgencias en Canarias, cuenta lo difícil que resulta en ocasiones ejercer su trabajo en el centro médico. En una ocasión, un paciente que no presentaba ninguna causa de emergencia y que tuvo que esperar cuarenta minutos a ser atendido, entró a la consulta de Ferrandis <strong>chillando y profiriendo insultos</strong>. &#8220;Me decía a gritos que ya estaba bien de tocarse &#8216;las narices&#8217;&#8221;. El médico intentó tranquilizarlo pero el paciente siguió elevando el tono hasta el punto que se abalanzó encima del doctor. Este tuvo que escapar de la consulta. El paciente lo persiguió por los pasillos y Ferrandis se refugió en el office, donde el personal sanitario tiene la comida, el agua y el baño.</p><blockquote><p>&#8220;Me hacía gestos amenazantes: que me iba a cortar el cuello y a dar una paliza&#8221;</p></blockquote><p style="text-align: justify;">&#8220;Me hacía gestos amenazantes: que me iba a cortar el cuello y a dar una paliza&#8221;, asevera el doctor. En ese momento estuvo &#8220;inspirado&#8221;, logró reconducir la situación y hacerle &#8220;poner los pies en el suelo&#8221;. Confiesa que dio por hecho que sería víctima de una agresión: &#8220;Vi muy claro que en ese momento me tocaba a mí, cuando ya les había tocado a otros compañeros. En este caso <strong>me libré pero soy la excepción</strong>&#8221;. El mismo paciente, cuando se calmó y recapacitó, le pidió perdón &#8220;diez veces&#8221;. </p><p style="text-align: justify;">Y para terminar esta entrega de &#8216;Crimen y castigo&#8217; con un poco de buen sabor de boca. 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