Los atracos que han sufrido algunos empleados de un barrio de Gijón: navajazos y golpes en la cabeza
La inseguridad ciudadana se ha apoderado del barrio de La Calzada
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No están mejor las cosas en La Calzada, uno de los barrios más poblados de Gijón, donde la oleada de atracos se disparó hace unos meses. Joyerías, bares o estancos. Son numerosos los establecimientos que se han visto afectados. Los vecinos aseguran sentirse inseguros, especialmente en los meses de otoño, cuando se produjeron al menos una decena de atracos. Una de las vecinas de La Calzada, Teresa, afirma en 'Imparables' que el miedo sigue presente, aunque espera que lo peor haya pasado: “El problema es que fueron robos demasiado seguidos, algunos de ellos con violencia física. Es algo que nunca se había visto por la zona. A raíz de aquello, nos reunimos con la Delegación del Gobierno y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, donde se comprometieron a reforzar la seguridad en el barrio.”
En la actualidad, se palpa ese refuerzo policial, algunos uniformados y otros de paisano: “Parece que se ha mejorado en ese aspecto. Algunos de los autores de estos robos son del barrio, gente con problemas de drogadicción, pero los hechos más graves fueron cometidos por individuos de fuera.”
Los atracos han provocado importantes sustos, tal y como revela Teresa: “Al señor del estanco los atracadores le estuvieron esperando en un coche a que cerrara el negocio para atracarle. Incluso le clavaron un cuchillo en la pierna. Aquello fue en el Puente de la Constitución. En otra ocasión, golpearon a una de las empleadas de un bar para luego llevarse la recaudación de 500 euros.”
A día de hoy, la comunicación entre los vecinos y los agentes es más fluida: “De hecho nos han dado algunas pautas de seguridad. El problema es que la mayoría de los vecinos no acuden a esas charlas. Aconsejan sobre todo a los mayores que vigilen a quien abren la puerta de su casa, que no lleven objetos de valor por la calle... ya sabemos que algunas personas se aprovechan de la vejez para robarles.”
Los jóvenes, apunta Teresa, también han recibido amenazas a través de pequeñas pandillas. Situación que Goyo, uno de los propietarios de los negocios de La Calzada, atribuye a la falta de efectivos: “Ya cuando vimos que los problemas iban a más, presentamos al Ayuntamiento 3.500 firmas para ampliar el control policial, pero no de manera puntual. Por ello, aprobaron en el pleno una moción por unanimidad para dotar al barrio de más policías. Esperemos que después de las elecciones se cumpla.”
Hoy, la situación parece controlada, pero los vecinos no olvidan, como asegura Goyo: “La mayor preocupación es por la noche, cuando se cierran los establecimientos. También cuando vemos gente desconocida que entran en los negocios.”