El alpinista español que sobrevivió a un accidente en La Patagonia: “Caí a una laguna a 4 grados bajo cero”

El pasado mes de enero, Susi se precipitó desde una altura de treinta metros. Semanas después, cuenta su historia en COPE

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José Melero CamposJavi García

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Con los pulmones al borde del colapso, un pie hecho literalmente trizas, una clavícula rota, rasguños que se cuentan por cientos... en esas condiciones llegó el pasado mes de enero el alpinista español de 45 años, Jesús Gutiérrez (Susi para su entorno cercano) al hospital de Calafate, al sur de Argentina, tras caer desde una altura de más de treinta metros a la laguna de los Tres. El accidente se produjo cuando se dirigía al rescate de tres escaladores, dos brasileños y un checo, cuando descendían el Fitz Roy, en la Patagonia. Por desgracia, ellos no pueden contarlo.

Aquel 22 de enero, la temperatura era de quince grados bajo cero. Susi acabó resbalando en la nieve. Estuvo siete horas atrapado, hasta que finalmente pudo ser rescatado por una ambulancia para ser trasladado al Hospital de El Calafate, donde ingresó en la UCI con un seguro de la Federación, de Mapfre, de hasta 20.000 euros y donde está cubierto el rescate, la asistencia sanitaria y la repatriación, que no se produjo hasta el 26 de febrero. El uno de marzo Jesús fue operado de urgencia del pie izquierdo.

Cuatro meses después de aquello, Susi ya entrena en el rocódromo de Leganés, hasta donde se ha trasladado el equipo de COPE.es. Las cicatrices, el hinchazón y los puntos en el pie son visibles. La clavícula sigue maltrecha, pero con tendencia a mejorar. Susi ha logrado salir adelante, tal y como nos demuestra: “Llevo 30 años haciendo alpinismo, y he estado en un sinfín de rescates. Ahora me ha tocado estar en el lado contrario. Así lo ha querido el destino. Te cambia la vida. Tienes que aceptar lo que te ha ocurrido y seguir adelante. Es una experiencia más.”

Susi tiene claro que quiere volver cuanto antes a la montaña, ser el de antes, aunque siendo consciente de las limitaciones que le pueden quedar tras las lesiones: “Realmente lo más potente es la mente, es lo que te puede transportar a ser lo que fui.”

Los escaladores están acostumbrados a las inclemencias meteorológicas extremas. Aquel 22 de enero se dio el caso. Quince grado bajo ceros, mientras que la laguna a la que cayó desde una altura superior a los treinta metros, no superaban los cuatro grados bajo cero: “La situación era crítica. Golpeé cinco o seis veces contra las rocas, que en la antigüedad estaban tapadas por un glaciar, y que tras su erosión formaron una especie de cuchillos.”

Una vez que se precipitó hasta la laguna helada y tras superar el shock, la tranquilidad es el principal arma para sobrevivir: “Tienes que tratar de colaborar al máximo con los rescatadores. Una vez has comprobado que estás vivo, tienes que pensar que nuestros botiquines son potentes, y que enseguida te van a cambiar de ropa. Lo primero que me dieron fue morfina para relajar el cuerpo.”

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