El guardia civil que liberó a Ortega Lara desvela las primeras palabras que pronunció al ser rescatado
COPE accede al vídeo que ordenó grabar el juez Garzón durante el registro y liberación de Ortega Lara
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Coincidiendo con el vigesimoquinto aniversario de la liberación de Ortega Lara y del secuestro y posterior asesinato del concejal del PP, la Cadena COPE estrena el podcast original ‘Miguel Ángel Blanco. Aquellas 48 horas jamás contadas’, tres meses de arduas investigaciones que dan como resultado un auténtico viaje emocional, con el relato de aspectos hasta ahora desconocidos y contados de forma inédita por quienes vivieron minuto a minuto aquellos dramáticos días de julio. El ex presidente del Gobierno, José María Aznar, el ex ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el ex consejero de Interior del Gobierno Vasco, Juan Mari Atutxa, el juez Baltasar Garzón o el guardia civil Francisco Gil, la primera persona en ver a Ortega Lara en el zulo tras los 532 interminables días de cautiverio, son algunas de las voces que podrás escuchar en el primero de los tres episodios: 'BOL 5K'.
BOL 5K: EL MENSAJE CLAVE
La localización del zulo en el que ETA mantiene a Ortega Lara secuestrado solo se entiende si se retrocede en el tiempo un año antes, a julio de 1996, cuando la policía francesa detiene en una granja de los Pirineos al responsable del aparato de logística de la banda, Julián Achurra.
En una de las agendas que se incautan se podía leer “Bol 5K y entre paréntesis 'Ortega'. Pero, ¿quién es Bol? ¿Qué quiere decir ese escueto mensaje y qué vínculo guarda con el secuestro de Ortega Lara, que lleva ya once largos meses en un zulo mínimo, en condiciones infrahumanas? Muchos nombres y apellidos empiezan por esas tres letras B-O-L, pero la atención se centró en uno; un individuo de Mondragón que carecía de antecedentes penales; Josu Uribetxeberria Bolinaga.
PUNKIES
La Guardia Civil inicia en ese momento el seguimiento de Bolinaga en un entorno, que tal y como reconoce el teniente coronel Francisco Vázquez, es “absolutamente hostil”. Se detectó su presencia habitual en el lugar donde se acabaría encontrando el zulo, "en la parte más rural de Mondragón, en el límite urbano con una zona boscosa, donde realizar una vigilancia exigía bastante imaginación”.
El teniente coronel no entra en detalles, pero otras fuentes consultadas por COPE han reconocido que los agentes se llegaron a vestir de punkies para pasar inadvertidos. “Bajo ningún concepto queríamos poner en riesgo la seguridad del secuestrado, sabíamos que si los captores se veían vigilados, podían optar por huir a Francia o terminar de forma dramática con el secuestro”.
LA SOSPECHA
La Guardia Civil no pierde en ningún momento de vista la nave. La empresa no tiene licencia industrial desde 1993, es decir tres años antes del secuestro de Ortega Lara. En ella entran siempre Bolinaga y otras tres personas, nunca las cuatro a la vez. Permanecen un par de horas sin horario fijo y acceden a ella sin mono de trabajo, ni herramientas. Pero llama la atención un dato; en ocasiones llevaban bolsas de comida.
Las semanas transcurren y el 30 junio el director de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso y el General de Información, Pedro Muñoz piden ver al secretario de Estado de Interior. Los agentes quieren entrar cuanto antes. Necesitan un mandamiento judicial para acceder a la nave, por eso esa misma mañana, el capitán de la Guardia Civil se persona en la Audiencia Nacional. Es lunes y Baltasar Garzón estrena su semana de guardia.
"SI ESTÁN SEGUROS, ADELANTE"
Han pasado 25 años pero el juez recuerda con claridad aquel momento. “¿Cómo se ha obtenido esa información, qué quieren decir estas anotaciones?, reconoce que les preguntó. No había evidencias, solo hipótesis con un margen de error enorme y dos únicas alternativas; liberación o muerte. "Si ustedes están seguros, adelante”, respondió Garzón consciente de la consecuencia "letal” que podían tener estas palabras.
OPERACIÓN PULPO
Se ponía en marcha la operación Pulpo. La Guardia Civil prepara un despliegue con 500 hombres. Garzón viaja a Guipúzcoa para seguir de cerca el operativo. El orden era crucial, había que realizar las detenciones de los etarras implicados antes de encontrar la ubicación exacta del zulo dentro de la nave industrial.
'MI ANGELITO DUERME'
Eran pocas la probabilidades de que se produjera una coincidencia, pero en aquel momento sucedió. La misma noche en que la Guardia Civil se disponía a intervenir para rescatar a Ortega Lara, la banda decidió poner en libertad al empresario vizcaíno, Cosme Delclaux, previo pago del rescate.
Garzón acababa de despejar uno de los peligros de la operación, si liberaban a Ortega Lara corrían el peligro de que ETA asesinara como respuesta al empresario. Eso ya no podía suceder.
“Mi angelito duerme”, era la consigna de los guardias para detener a los etarras. A las 4:14 horas comienzan los arrestos. Se esperó a que en las casas ya no hubiera luz para detener a los terroristas “en el primer sueño”. "La entrada se realizó con bastante ruido para generar confusión y que no les diera tiempo a reaccionar", como así fue, "las pistolas las tenían en las mesitas, uno incluso debajo de la almohada”, recuerda Garzón.
LA NAVE DE MONDRAGÓN
Tras las detenciones comenzaba lo más importante, el acceso a la nave industrial. El registro se realiza en presencia de Bolinaga.
Máquinas pesadas, mucha chatarra, desorden y sin apenas habitáculos. A simple vista el secuestrado no estaba en la parte visual de la nave pero había que explorar el suelo y alguno de los laterales que estaban apoyados en la misma montaña. Ortega Lara tenía que estar allí, se mira palmo a palmo. Pero no se encontraba nada. Garzón recuerda sus palabras "si hay que tirar la nave, adelante”.
La vigencia del mandamiento del registro es de 24 horas. Se buscan huecos, trampillas, puertas falsas... Las horas pasan y sigue sin encontrarse ninguna pista. “El presidente me reitera que mantengamos la operación”, cuenta Jaime Mayor Oreja, entonces ministro de Interior, que tenía una instrucción clara: llamar cada hora al presidente Aznar.
Aznar recuerda una de esas llamadas, la de las 6 de la mañana: "me dicen, no damos con él”, pero también rememora su respuesta: "no lo dejéis todavía, que nos den media hora más”.
ALGO EXTRAÑO
Las esperanzas se desvanecen poco a poco hasta que un agente detecta algo extraño en la zona donde se encuentra una máquina troqueladora "grande y pesada” . “Nos acercamos, intentamos moverla entre doce personas y en uno de esos movimientos se pudo entrever un poco de luz. Supimos que el zulo estaba ahí”.
Son momentos de tensión. El registro se graba en un vídeo que refleja la desesperación inicial de los guardias civiles que no pueden mover del todo la máquina. 25 años después COPE accede a esas imágenes que formaron parte del sumario del caso. La Guardia Civil está a punto de tener el primer contacto con Ortega Lara. Garzón ordena guardar silencio y pregunta a Bolinaga si hay algún terrorista custodiando al secuestrado. No saben con lo que se van a encontrar.
"MATADME DE UNA PUTA VEZ"
El responsable de la Unidad Especial de Intervención ordena bajar a los dos únicos guardias que caben por el espacio abierto. Francisco Gil es uno de ellos. Fue la primera persona que vería a Ortega Lara tras 532 interminables días de cautiverio. “Estaba en posición fetal en el camastro, el olor era nauseabundo, había oscuridad, parecía la tumba de una persona que estaba condenada a morir". Sus primeras palabras sobrecogen. "Lo primero que me dice es que le mate de una puta vez". Ortega Lara piensa que sus rescatadores son en realidad los terroristas que lo van a ejecutar.
Fracisco Gil trata de ser su amigo y de convencerle de que eran “los buenos”. Pero es reacio, no entiende lo que está pasando. Cuando estaba subiendo se da media vuelta y se vuelve a sentar en el zulo, no las tiene todas consigo.
Cuando finalmente sale, Garzón pide que apaguen las luces y dejen de grabar. “Es una persona sumamente vulnerable, no quería que la imagen de ese momento pudiera ser objeto después de conocimiento público, salía en unas condiciones lamentables". Se le mete en la ambulancia. En ese momento Garzón recuerda unas palabras que aún tiene grabadas a fuego. "Ahora se que estoy liberado". Ortega Lara había reconocido al mediático juez.
El abrazo fue “conjunto” y la alegría “inmensa”. Ortaga Lara ya era un hombre libre. “Le habíamos salvado”.
Pero esa alegría tenía fecha de caducidad. Tan solo nueve días después ETA contraatacaba con un nuevo secuestro, el del concejal del PP, Miguel Ángel Blanco. 48 interminables horas con final fatal que COPE te cuenta en los últimos episodios de este podcast que no te puedes perder:
Episodio 1 – BOL 5K
Episodio 2 – Un asesinato a cámara lenta
Pulsa aquí para escuchar el episodio 2 completo
Los días después de la liberación, José Antonio Ortega Lara hablaba poco y muy bajo. Y con un pequeño hilo de voz les dijo a los suyos: “no sabéis cómo son los terroristas. Seguro que ahora matan a alguien”. Ortega Lara estaba seguro de que ETA reaccionaría de alguna manera a su liberación. De que arrebataría la vida a alguien. Aquella feliz mañana del 1 de julio de 1997 se rompería solo 9 días después con el secuestro y posterior asesinato del concejal del Partido Popular en Ermua, Miguel Ángel Blanco. ETA daba un plazo de 48 horas al Gobierno para acercar a las cárceles vascas a todos sus presos. En total, 600. Si no, moriría. Más de 6 millones de españoles se manifestarían para pedir la libertad. ETA había tomado ya una decisión: sería un asesinato a cámara lenta.
Episodio 3 – Calibre 22
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ETA cumplió su amenaza. El 12 de julio a las 16.30 h, el concejal del Partido Popular Miguel Ángel Blanco aparecía en un paraje boscoso en Guipúzcoa herido de muerte con dos balas del calibre 22 alojadas en la cabeza. La marca del terrorista Txapote. Los médicos no pudieron hacer nada más que certificar horas después su fallecimiento. El equipo forense realizó la autopsia totalmente en silencio. España había contenido la respiración durante 48 horas. Para muchos, el episodio supuso el principio del fin de la banda pero también el olvido o el desconocimiento por parte de las nuevas generaciones. De hecho, en la actualidad el 60% de los jóvenes no sabe quién es Miguel Ángel Blanco.