¿Cómo deben los cristianos acoger, atender y acompañar a los pobres?

En el podcast 'Siempre aprendiendo', el periodista y sacerdote Josetxo Vera da las claves para comprender el lema del Papa Francisco para la Jornada Mundial de los Pobres

Josetxo Vera

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El Papa Francisco ha escrito un mensaje con titulo desesperanzador para la Jornada Mundial de los Pobres que se celebra este domingo, 14 de noviembre: “A los pobres los tienen siempre con ustedes”. Es una frase tomada del Evangelio de San Marcos. En 'Siempre aprendiendo', el periodista y sacerdote Josetxo Vera explica el lema elegido por el Santo Padre para esta jornada.

Jesús habla así a los fariseos y a sus propios apóstoles, cuando una mujer decide ungirle los pies con un perfume caro. La gente pensaba que la mujer pudo haber vendido el perfume y entregarlo a los pobres. Es el argumento de Judas. Pero Jesús pone otro argumento sobre la mesa y reconoce en la unción que le ha hecho la mujer una anticipación de su propia muerte. Percibe el cariño de esta mujer que ha dado sus bienes al más pobre, a Jesús.

El Papa Francisco parece que viene a decir en el título de esta jornada que los pobres siempre lo serán. Pero los pobres de hoy están llamados a dejar de serlo con el empeño de todos. El empeño es que sean atendidos, acompañados, promocionados, dignificados... para esto sirve la Jornada Mundial de los Pobres. El Señor nos anuncia que vendrán otros pobres.

La pobreza es consecuencia de la acción humana. Los que causamos la pobreza también somos personas. Es fruto de unas estructuras de pecado.

Durante la pandemia hemos visto el testimonio de personas apartadas de la vida social. Un revés personal o económico les ha dejado fuera de la circulación. Se encontraron con una pobreza que no podían esperar. Nadie está exento de una pobreza radical. Por eso, cuando vemos pobres cerca de nosotros, debemos ver personas a las que tratar dignamente, hacerles protagonista de nuestra historia, ayudarles en lo que podamos y encontrarnos en ellos el rostro de Jesús.

Por eso dice el Papa Francisco que los pobres son verdaderos evangelizadores. Nos encontramos muchas veces en el Evangelio cómo los pobres reciben a Jesús y salen corriendo a anunciarles. Son leprosos que recuperan la salud y proclaman que han sido curados por el Señor. Son los pobres, los que sufren, los apartados de su tiempo los primeros en recibir la alegría de la salvación de Jesús.

Son los primeros en recibir la buena noticia, porque Jesús se acercó a ellos para salvarles primero. En los pobres nos encontramos los primeros evangelizados, los primeros evangelizadores, el rostro de Jesús.

Como dice el Papa, tienen mucho que enseñarnos. Esto cambia nuestra vida en el sentido de que cuando nos negamos a mirar a un pobre a la cara, nos negamos a recibir un encuentro con Jesucristo que es salvador de nuestra propia vida. Nos negamos a recibir una caricia de Dios. Perdemos una oportunidad de hacernos mejores personas.

Estamos obligados, una vez descubrimos a Cristo en ellos, prestarles voz, elevar sus necesidades, sus problemas y dificultades a la sociedad. Tienen que ser reconocidos, validados y ayudados. Estamos obligados a ser sus amigos para escucharles. Encontrar en ellos el rosto de Cristo y la sabiduría de Dios. Estar a su lado queriéndoles.

Jesús no solo está de parte de los pobres, sino que comparte su misma situación. Los pobres no son personas de fuera alejadas de nosotros, sino que son de los nuestros. Muchos de ellos están bautizados. Son hermanos y hermanas con las que hay que compartir su sufrimiento.

El Papa es muy exigente. La limosna solo sirve para aliviar tu conciencia, pero al pobre no le sirve de mucho. Solo sirve para tranquilizar nuestra conciencia como cristianos, pero no ayudamos realmente. No nos paramos a hablar y conocerlos por su nombre.