El rostro misionero de las parroquias al servicio de la evangelización de la Iglesia

En el podcast 'Siempre aprendiendo' el periodista y sacerdote Josetxo Vera reflexiona sobre la nueva Instrucción de la Congregación para el Clero sobre las parroquias

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El rostro misionero de las parroquias al servicio de la evangelización de la Iglesia

Josetxo Vera

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Todos sabemos lo que es una parroquia, la unidad mínima de medida de la Iglesia, y lo más cercano a nosotros. En ella se celebran los sacramentos, se sitúa un territorio concreto de la Iglesia y en ella se realiza una misión. Ahora la Congregación para el Clero ha sacado una Instrucción, que tiene un titulo largo y complicado, “la conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia”. De esto vamos a hablar hoy, de como las parroquias tienen que hacer una conversión pastoral para servir mejor la misión de la Iglesia.

Seguro que en nuestras cabezas tenemos una imagen de lo que es una parroquia, un lugar físico, un templo muchas veces, unos locales, un territorio delimitado. En los pueblos es mucho más fácil saber cual es la parroquia porque todo el mundo pertenece a esa parroquia. Ahora sobre todo la parroquia es un territorio de misión: unos poquitos de la parroquia están bautizados y viven la fe de la Iglesia, otros no saben ni donde está la parroquia, algunos no están ni siquiera bautizados o son de otras religiones. Ese es tu territorio de misión, y ese es el enfoque actual de la Iglesia. Por eso es necesaria una conversión misionera de las parroquias.

El primer objetivo de este documento es invitar a las comunidades parroquiales a salir de si mismas. El segundo es ofrecer instrumentos para una reforma de las estructuras de las parroquias. Y luego presentar el estilo de comunión y de encuentro que el Papa quiere para la misión de la Iglesia.

Hay muchas personas que viven no conociendo a Jesús, que han olvidado su presencia y su amor con nosotros, que han olvidado el amor de Dios. Es esencial para las parroquias salir a por ellos, no con el afán de convertirlos, sino con el afán de compartir la alegría de la fe y de la vida cristiana. Por eso, dice el Papa Francisco, que “más que el temor a equivocarnos, lo que debe mover la vida de la parroquia es el terror de encerrarnos en nuestra estructura”.

No podemos quedarnos tranquilos con los que vienen, sabiendo los miles que hay en el territorio que no conocen a Jesús. Nuestra ocupación son los que todavía no han venido. En el documento se explica que, para que el camino de la Palabra siga adelante, se requiere que las comunidades adopten una decidida opción misionera. Toda la estructura de la parroquia tiene que convertirse en un cauce para la evangelización. Se nos pide un cambio, una conversión pastoral.

Una de las ideas fuertes que transmite este documento es el cambio de una parroquia territorial a una parroquia existencial. Antes una parroquia se definía por limites, por calles, hasta que encontramos otra parroquia en la calle. Eso estaba bien en el pasado o en pueblos, pero en ciudades grandes la estructura data de los tiempos de San Pablo que habla de iglesias domésticas, lugares en los que se reunían los primeros cristianos para celebrar la Eucaristía. Sin embargo, en nuestro tiempo el territorio no tiene a veces mucho sentido. Es más un territorio existencial. Cuanta gente se bautiza o se casa en una parroquia, luego se va a vivir fuera, pera su parroquia sigue siendo la misma, es su territorio existencial, su lugar de vivencia de la fe.

En el fondo la parroquia es un lugar donde uno se siente acogido, bien tratado. La gente tiene que poderse sentir cómoda, sobre todo en el momento actual, donde las personas van de un sitio a otro y donde estamos viviendo también en un contexto digital tan claro, donde surgen comunidades cristianas en las redes sociales. En este contexto pretender una vinculación en el territorio es una visión pequeña, hay que ampliar los horizontes. La nueva configuración de la parroquia tiene entonces estos dos rasgos: la movilidad y el contenido digital. Hay que ser consciente de que la gente viene y se va.

La parroquia es evangelizadora cuando todo el día está entrando gente nueva y pertenece a este territorio, físico o existencial. El territorio de los que se sienten hijos de Dios y buscan el territorio donde celebrar la fe. La mera repetición de actividades, sin que llegue a los corazones de las personas, es solo un intento de supervivencia.

Dice el documento que la parroquia es un contexto humano, un lugar de encuentro de personas donde se realiza la misión evangelizadora de la Iglesia, donde se celebran los sacramentos, se vive la caridad, con una mirada misionera. La parroquia no son los edificios, son los fieles. Por eso no podemos identificar la parroquia en un lugar concreto, sino en una comunidad de fieles apoyados en un párroco.

Dice el Papa Francisco que la parroquia es “presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y de la celebración”. Esto es un examen de consciencia para las parroquias de nuestro tiempo.

No es un lugar concreto donde el párroco toma decisiones en nombre de todos, sino donde todos están comprometidos con la misión de la Iglesia. Es verdad que está concepción de la parroquia tiene muchas dificultades, por eso hay que hacer un cambio de mentalidad, una revolución. “Hacer una revisión profunda de lo que somos y de lo que hacemos” explica este documento.

No es muy fácil, pero teniendo en cuenta la misión de la Iglesia, especialmente en el primer mundo donde la estructura eclesial está tan desarrollada, es necesaria esa conversión de las parroquias para hacernos conscientes que la parroquia es una misión de todos.

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