Comentarios, sugerencias, peticiones (Semana del 1 al 8 de noviembre)

Alex Salguero

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Hola Paco. Soy un exbombero que decidió dejar la profesión por cómo está organizada a nivel nacional. Comparto una reflexión:

¿Pondrías a un político como director del servicio de urgencias en un hospital?

Independientemente de la magnitud y la tipología de catástrofe a la que nos enfrentemos en España, los problemas se repiten.

-La política, los intereses partidistas y el aparato mediático… todo lo enturbian.

-La planificación en materia de protección civil queda en papel mojado.

-Las capacidades de los servicios de emergencia quedan superadas, con la sensación de que se llega tarde a la mayoría de los lugares.

      
      
             
      

Remarco estas cuestiones, pero seguramente se puedan incluir muchas más.

Desde el año 1985 el Sistema Nacional de Protección Civil sigue empeñado en poner al frente de la dirección de los planes de emergencia al político responsable de la administración que lo gestiona, un arma de doble filo. Por un lado, previo a la emergencia todo es publicidad, trasladando a la ciudadanía que la administración correspondiente dispone de los medios suficientes, no siendo real, ya que llegado el momento de intervenir las capacidades quedan superadas en la mayoría de las ocasiones.

Por el otro, llegado el momento de la crisis, el principal objetivo es salvaguardar su estatus y culpar al director del plan superior que debe integrar al de inferior rango, que normalmente acaba siendo de distinto color político.

      
      
             
      

La realidad es que no estamos preparados. Hay un abismo entre la Ley 17/2015 del Sistema Nacional de Protección Civil y las capacidades operativas en en la mayoría de los 8.132 municipios. Para que nos hagamos una idea, la Ley 7/1985 Reguladora de Bases de Régimen Local, es la que regula a nivel nacional los servicios de bomberos y su estructura jerárquica queda regulada en la Disposición Transitoria Segunda de la citada ley, 40 años van a pasar de su publicación y todavía no se han regulado a nivel nacional estos servicios esenciales.

¿Os imagináis que al frente del servicio de urgencias de un hospital como la Fe de Valencia hubiese un político? Alguien cuya formación es distinta a la sanitaria y que tiene que tomar las decisiones sabiendo que su futuro pende de multitud de intereses, y que por supuesto no es el bien común. Pues eso esto es lo que sucede cada vez que hay una catástrofe.

De aquellos polvos vinieron estos lodos.

Alberto Galdón