ENTREVISTA EN 'L'ÉQUIPE'
El calvario de Hazard en Madrid: Lesiones, hamburguesas y un error para cumplir un sueño
"El club es un poco fanfarrón, incluso la forma de jugar no me gustaba", asegura un Hazard que desvela los problemas que sufrió por culpa de las lesiones y pide perdón.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Eden Hazard colgó las botas hace apenas cuatro meses. Tras terminar su contrato el 30 de junio con el Real Madrid, el belga decidió retirarse poco después tras una larga carrera en la que tocó la gloria y acabó descendiendo a los infiernos por culpa de una inoportuna lesión de tobillo que le dejó sin triunfar en el Bernabéu. Habían pagado 100 millones de euros por él, pero en la capital de Españ conoció la cara amarga del fútbol.
Ahora, tras un tiempo alejado de los terrenos de juego, recuerda en una entrevista en 'L'Équipe' como fue su paso por la capital de España, habla del club que se encontró y lo que allí sintió y no evita el tema de la alimentación por el que tanto fue criticado en Madrid.
"Ahora es fácil decirlo. Desde pequeño he sido fan de Zidane. Estaba Zidane, así que me encantaba el Real Madrid. El Bernabéu, la camiseta blanca... tiene un encanto que los demás no tienen. El Real Madrid es especial", asegura a la pregunta de por qué acabó en España, aunque reconoce que era una entidad que no le convenía, pero acabó fichando para cumplir un sueño: "No soy yo. Es el club que es un poco fanfarrón, y yo no soy así. Incluso la forma de jugar no me gustaba, si la comparas con otros clubes. Pero era mi sueño. No podía terminar mi carrera sin venir aquí", apunta.
Una decisión que acabó convirtiéndose en un problema: "El Real Madrid es más grande que cualquier otra cosa. Es complicado jugar allí. Quizá necesitaba entrenar más. También tuve las lesiones equivocadas en los momentos equivocados. La operación, la placa, el encierro. Vuelvo, me duele, me fuerzo. Llega Ancelotti. Buena preparación, juego bien. Pero mi cuerpo, el dolor, las lesiones...".
Los problemas físicos fueron su gran lastre durante su etapa en Madrid: "Perdí mi sitio, luego mi confianza, luego mis ganas. Pasé de ser duro contra tipos que me arrancaban la rodilla a levantarme de la cama, lesionado. Me hubiera gustado entender por qué, pero no podía. La gente lucha cada día, y no tengo derecho a quejarme, ni siquiera cuando no jugaba, ni siquiera cuando estaba lesionado, diciendo 'la vida es una mierda'. Yo no podía hacer eso. Me dolía, pero por otro lado...".
Y es que al final las lesiones pudieron con un futbolista que lo tenía todo para marcar época en Madrid: "No estaba deprimido, pero ya no tenía ganas. Simplemente no tenía ni la energía ni la fuerza. El placer era mi camino, mi dirección. No tenía sentido, se había acabado. Me sentí triste por los aficionados del Real y decepcionado por ellos. Cuando llegué, estaban llenos de esperanza. Me siento un poco como si les hubiera defraudado. Tengo ganas de decirles: 'Eh, no es culpa mía, mi cuerpo me ha fallado'. Lo intenté, pero no funcionó. Lo siento".
Otro de los problemas recurrentes fueron las críticas a su peso y su alimentación: "No voy a decir que estaba abusando de ello. No estaba prestando atención. Pero no iba a McDonald's todos los días, sino no duras dieciséis años como profesional. No le di ninguna importancia. Soy un bon vivant, me gusta comer, con amigos, tomamos una copa. Me pasó el día antes de un partido, comiendo en casa, bebiendo una botellita. La dietética apesta, es inútil. Bueno, está bien si quieres jugar hasta los 40. Sabía que ese no sería mi caso", puntualiza antes de reconocer que llegó a Madrid muy pasado de peso:
"Con el Chelsea acabé de terminar una temporada increíble, una de las mejores de mi carrera. Me dije: 'Ahora que estoy en el Real, estas son quizás las últimas vacaciones en las que podré...' Y me dejé llevar como me dejo cada verano. Siete años en Inglaterra, sin descanso en Navidad, dándolo todo, para que cuando tenga tres o cuatro semanas de vacaciones, 'no me molestes', barbacoas, rosado, todo eso", finaliza.