BALONCESTO | COPA DEL REY

Real Madrid y Barcelona se verán la caras en la gran final tras superar las semifinales

El equipo dirigido por Chus Mateo pasó por encima del conjunto valenciano con una gran actuación de Musa (95-76). Los de Grimau arrollaron al Tenerife (108-76).

Real Madrid y Barcelona

Europa Press

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Real Madrid, 95 - Valencia, 76

El Real Madrid se impuso con claridad (95-76) al Valencia Basket este sábado para alcanzar la final de la Copa del Rey 2024 que se está disputando en el Martín Carpena, una actuación sin fisuras del conjunto blanco, a un paso de recuperar el trono copero desde su último título en 2020 precisamente en Málaga.

El Real Madrid jugará una nueva final de Copa del Rey.

EFE

Los de Chus Mateo alargaron su buena racha contra el equipo 'taronja', 6-0 en la historia de la Copa y 11-1 en los últimos 12 partidos, con una actuación coral que sentenció la primera semifinal en el tercer cuarto. El Madrid rozó un colchón de 30 puntos para volver a la final de Copa sin despeinarse, tras caer el año pasado en 'semis', donde se medirá con Barça o Lenovo Tenerife.

Los blancos tuvieron un rival más blando de lo esperado, sin su fuerte defensa ni la fe que demostró en cuartos sin ir más lejos. El Valencia no estuvo fino ni se encontró por el camino como contra Dreamland Gran Canaria. Facundo Campazzo (10 puntos y 9 asistencias), Vincent Poirier (10 y 8 rebotes), Guerschon Yabusele (14 y 6) o Dzanan Musa (18 puntos) destacaron en un Madrid coral, fuerte en el rebote y en defensa, e inspirado en ataque.

La floja entrada 'taronja' de nuevo estuvo a merced del Madrid, pero los blancos cayeron en el pecado de las pérdidas, el más gordo que confiesan esta campaña, y el Valencia sobrevivió. Los de Mateo dejaron escapar ese golpe en un primer cuarto inoperante en ataque de los de Mumbrú, con dos triples de Davies en siete minutos (19-6).

El pívot volvió a demostrar su importancia en el juego valenciano, pese a que llegó a Málaga como seria duda por lesión, pero con dos faltas tempranas, su equipo no pudo acostumbrarse a él. Mumbrú buscó la rotación buena, con el déficit interior, y el Madrid perdió algo sin Campazzo, cuando los blancos se enredaron en las pérdidas para un 0-7 que revivió al Valencia (23-17).

El banquillo blanco empezó a aportar en el segundo cuarto con el Chacho Rodríguez y Sergio Llull (38-29). Los 'taronja' se aferraron de nuevo al parqué malagueño pero esta vez el Madrid aguantó con el pie en el acelerador para mantener la renta al descanso (48-39). Davies volvió pero duró poco por la tercera falta.

La reacción de los de Mumbrú se quedó a medias, como la opción de mate de López-Arostegui que pasó a ser el broche blanco del primer tiempo con Musa y Hezonja. Así, el Valencia se fue al vestuario en busca de la poción mágica de la Copa, pero el 'torneo del ko' no le regaló el chute de épica que necesitaba: la reanudación fue blanca.

El partido pasaba por la defensa y fue la del Madrid la que apretó las tuercas. Un parcial de 18-5 dejó al Valencia tambaleándose, con cierta sensación de bajar los brazos, ante la potente dirección rival de Campazzo. El argentino movió bien a los suyos y aparecieron puntos en distintos flancos, mientras el equipo 'taronja' chocaba contra la defensa madrileña.

La renta del Madrid pasó la veintena (72-48), mucho pedir a la Copa para un Valencia que tuvo que remar contracorriente desde muy temprano. El rey del torneo, con 28 títulos, abrochó con Yabusele un tercer cuarto demoledor (32-16), y Mateo pudo empezar a pensar en la final antes de tiempo dosificando minutos.

Los de Mumbrú mostraron algo de orgullo con Anderson, pero un eliminado Davies fue el mejor con diferencia. El Valencia sufrió y mucho sin el rebote, con una merma por dentro que, pese a la falta de ritmo en Tavares, tiene bajo control Poirier. Así volvió el Madrid a la final de Copa, donde tiene el mejor palmarés pero no gana desde 2020 al calor del Carpena y con Campazzo de MVP.

Barcelona, 108 - Tenerife, 76

Al Barça le bastó un segundo cuarto perfecto, en el que aplastó al Lenovo Tenerife con un demoledor 40-8 de parcial, para dejar resuelta la segunda semifinal de la Copa del Rey de Málaga (108-76) y certificar con su exhibición su pase a la final, en la que este domingo le espera el Real Madrid en la reedición del partido por el título más repetido en la historia de la competición.

En esos diez minutos, batió el récord histórico de anotación en un cuarto y dejó resuelto el choque. Tras ceder por dos puntos en los primeros diez minutos, los azulgranas se fueron al descanso con treinta de margen (54-24) después de anotar siete triples, otras tantas canastas de dos puntos sin fallo y cinco tiros libres. Mientras tanto, el Lenovo solo acertó con tres lanzamientos de Marcelinho Huertas, Gio Shermadini y Kyle Guy y con un tiro libre del georgiano.

El partido no fue vistoso. Comenzó golpeando primero el Barça con un rápido 7-0 de salida liderado por Jabari Parker. Enfrente, el Lenovo mostraba una imagen muy distinta a la del partido de cuartos, cuando cosió a triples al Unicaja. Este sábado sus jugadores erraron ocho de sus nueve primeros lanzamientos exteriores y el único que metieron fue su pobre aportación ofensiva hasta el ecuador del primer cuarto.

De sus primeros doce tiros a canasta, solo acertaron con el triple de Guy y un par de puntos de Gio Shermadini, lo que no aprovechó el equipo catalán para despegarse en el marcador. La defensa canaria empezaba a funcionar, y la entrada de Huertas logró empatar a nueve un choque con más errores que aciertos en los dos semifinalistas.

El brasileño cambió el guion y dio la primera ventaja a los suyos ante un conjunto azulgrana que se atascó en ataque y que, tras casi cinco minutos y medio sin sumar un punto, se fue a la primera pausa por debajo en el marcador después una canasta sobre la bocina de Tim Abromaitis (14-16, min 10).

Pero todo cambió tras el parón. El Lenovo volvió a las andadas y, al igual que en el inicio, fallaba todo lo que tiraba y se descomponía en defensa. Su errática salida fue castigada con un 19-4 de parcial en cuatro minutos y medio con Tomas Satoransky de protagonista, con siete puntos seguidos, lo que obligó a Txus Vidorreta a pedir tiempo muerto.

De nada sirvió. Dos triples de Álex Abrines y otro de Óscar Da SIiva encendieron las alarmas en el banquillo tinerfeño al verse doblegados en el marcador y en la pista. El Barça siguió a lo suyo y completó un demoledor parcial de 40-8 en esos diez minutos que le permitió otear la final antes de tiempo (54-24, min 20).

El juego se equilibró tras el descanso, lo que mantuvo la treintena de puntos de margen entre unos y otros, dejó la semifinal sin emoción alguna y, de paso, permitió a Roger Grimau rotar su banquillo pensando en el Real Madrid.

Willy Hernangómez y Elgin Cook, con 8 y 7 puntos, fueron los máximos anotadores de un tercer parcial que terminó en tablas (24-24) y con un demoledor 78-48 en el marcador.

Y los últimos diez minutos también tuvieron poca historia. Los azulgranas disfrutaban sobre la pista con James Nnaji aprovechando sus minutos y el Lenovo contaba los minutos para que se terminara la pesadilla mientras que en la grada, con todo resuelto desde hacía bastante tiempo, los aficionados se retaban con sus cánticos preparando sus gargantas para el clásico del domingo.