El Bottomley Home Orphanage de Daca (Bangladesh) cumple 75 años al servicio de los niños huérfanos
El orfanato fue erigido por los Misioneros de la Santa Cruz en el año 1946. Posteriormente pasó a manos de una congregación religiosa femenina, que desde entonces dirige el centro
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La Congregación de las Hermanas Misioneras de la Reina de los Apóstoles celebró los 75 años desde la fundación del Bottomley Home Orphanage, un orfanato católico en el que se fueron alojados varios niños huérfanos de la Segunda Guerra Mundial. En el año 1946, el centro fue erigido en Daca, localidad perteneciente a Bangladesh. Los Misioneros de la Santa Cruz, sus primeros administradores, la fundaron en un momento en que la región sufría una gran hambruna que provocó la muerte de millones de personas.
Después de casi 15 años de gestión, en 1970 los religiosos confiaron el centro a las Hermanas de Nuestra Señora de las Misiones, aunque un año después pasó a la dirección de las Misioneras de la Reina de los Apóstoles, congregación que administra el orfanato hasta el día de hoy. En 2004, la comunidad religiosa decidió convertir el orfanato en un centro exclusivamente femenino.
Actualmente, el orfanato se encuentra asociado con una organización local que busca dar una nueva vida a los huérfanos de Bangladesh. De cara a afrontar este gran reto, la ONG se encarga de proveer de asistencia psicológica para niños huérfanos, abandonados o en situación de explotación, así como ayudar a familias que se padecen una situación precaria.
75 años al cuidado de los niños huérfanos de Bangladesh
Sor Mary Bijoya, religiosa de las Hermanas Misioneras de la Reina de los Apóstoles, explica que "en estos 75 años de historia, miles de niños fueron alojados y recibieron una buena educación gracias a este instituto y a las personas que han servido en él".
La Hermana Mary explica que la congregación se compromete con el desarrollo de la niña, para "apoyar su crecimiento y a proporcionarles todo lo que necesitan: comida, alojamiento y una educación completa para que puedan madurar en todos los sentidos". Del mismo modo, explica que se enseña a las menores a cuidar desde "la oración diaria hasta la limpieza de la casa, pasando por la jardinería y las tareas domésticas, incluyendo todos aquellos oficios manuales que pueden ser útiles una vez que salgan de aquí".
Al orfanato no acuden tan solo las niñas que carecen de padres. También son recibidas las hijas de familias que se encuentran en una situación precaria, ya que sus madres, tras el fallecimiento de sus maridos, consideran que allí podrá recibir una mejor formación y vivir una juventud y educación dignas: "Los familiares, como los tíos o los abuelos, rara vez están dispuestos a ayudar a la mujer en esta tarea, por lo que nos corresponde a nosotros hacer todo lo posible para que estas niñas tengan un futuro".