AUDIENCIA, 25 ABRIL 2018
Francisco: "El Bautismo es un don del Espíritu"
Desde primeras horas de la mañana miles de peregrinos han acudido a la Plaza de San Pedro para asistir a la Audiencia del Papa Francisco en este miércoles, de la IV Semana del Tiempo de Pascua, en el que la Iglesia celebra la Fiesta del evangelista San Marcos. Como cada semana el Pontífice ha pronunciado su catequesis que, en los últimso días versa sobre el Sacramento del Bautismo, como uno de los elementos importantes en este Tiempo Pascual.
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
“El bautismo es en manera particular el sacramento de la fe, porque signa el ingreso sacramental en la vida de la fe”, dijo citando el Catecismo de la Iglesia Católica, y recordó, asimismo, que “la fe es la entrega de sí mismos al Señor Jesús, reconocido como fuente de agua [...] para la vida eterna”, “luz del mundo" (Jn 9,5), “vida y resurrección” (Jn 11:25)». En español se expresó así:
“Continuamos la catequesis sobre el bautismo, y lo hacemos a la luz del Evangelio, que tiene la fuerza de trasformar a quien lo acoge con fe, arrancándolo del dominio del maligno para que aprenda a servir al Señor con alegría. La Iglesia acompaña a los catecúmenos en este camino con la oración, como nos recuerdan las letanías que preceden al rito bautismal”.
“En los exorcismos de los candidatos adultos, el sacerdote suplica a Dios que los libre de todo lo que les separa de Cristo y les impide unirse a Él. Del mismo modo, se pide la liberación del pecado original de los niños que van a ser bautizados, para que puedan ser consagrados como templos del Espíritu Santo”.
Una vez terminada la catequesis, el Santo Padre saludó en los principales idiomas e hizo un breve resumen de sus palabras.
Lee aquí las palabras del Papa Francisco
Hablando en nuestro idioma, el Papa explicó textualmente que “el bautismo es un don del Espíritu Santo que nos da la fuerza para combatir el mal”.
“Esto se simboliza en el gesto de la unción- añadió -, que evoca a los atletas que ungían su cuerpo para tonificar los músculos y para evitar ser presa fácil de los adversarios. El óleo bendecido por el obispo, nos asegura la fuerza del Resucitado y la cercanía de la Iglesia en este combate, de modo que podamos decir con san Pablo: «Todo lo puedo en aquel que me conforta».
Antes de finalizar la catequesis, se cantó el Padrenuestro y se terminó con la Bendición Apostólica, esepcialmente para enfermos e impedidos