ÁNGELUS 29 JUNIO 2018

Francisco pide fidelidad a la Iglesia bajo la protección de María y Pedro y Pablo

 A las 12 en punto del mediodía se reunían miles de peregrinos venidos de todo el orbe para escuchar las palabras del Papa Francisco y rezar el Ángelus en este viernes, 29 junio, Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, Columnas de la Iglesia. Durante su alocución el Pontifice ha reflexionado sobre las figuras de estos dos grandes apóstoles, siguiendo la Escritura y especialmente las Lecturas que se proclaman en la Misa de hoy.

Francisco en el Ángelus

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En su alocución previa a la oración mariana el Romano Pontífice hizo presente que en esta Solemnidad, la Iglesia peregrina “va a las raíces de su fe”, celebrando a los Apóstoles Pedro y Pablo:

“Sus restos mortales, custodiados en las dos Basílicas a ellos dedicadas, son tan queridos por los romanos y por los numerosos peregrinos que vienen de cada parte del mundo a venerarlos”.

Deteniéndose en el Evangelio que la liturgia ofrece en esta fiesta, Mateo 16, versículos 13 al 19, que narra el diálogo en el que Jesús interroga a los discípulos acerca de su propia identidad, “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ; «¿Quién dicen que soy Yo?”, el Papa explicó que con estas dos preguntas Jesús “parece decir” que “una cosa es seguir la opinión corriente, y otra es encontrarlo a Él y abrirse a su misterio”, en donde se descubre “la Verdad”.

“La opinión común – precisó el Papa - contiene una respuesta verdadera, pero parcial. Pedro, y con él la Iglesia de ayer, hoy y siempre, responde, por la gracia de Dios, la verdad: « Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.»(v. 16)”.

Pedro da la respuesta simple y neta: Jesús es el Hijo del Dios viviente

Así Francisco continuó explicando que a lo largo de los siglos, el mundo ha definido a Jesús de diferentes maneras: “un gran profeta de la justicia y el amor; un sabio maestro de vida; un revolucionario; un soñador de los sueños de Dios”.. Y afirmó que “en la babel de éstas y de otras hipótesis, se destaca aun hoy, simple y neta, la confesión de Simón, llamado Pedro, un hombre humilde y lleno de fe: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente’”.

“Jesús es el Hijo de Dios: por ello Él está perennemente vivo como eternamente vivo está su Padre. Esta es la novedad que la gracia enciende en el corazón de quien se abre al misterio de Jesús: la certeza no matemática, pero aún más fuerte, interior, de haber encontrado la Fuente de la Vida, la Vida misma hecha carne, visible y tangible en medio de nosotros. Esta es la experiencia del cristiano, y no es mérito suyo: nosotros cristianos, no es mérito nuestro, sino que proviene de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todo ello está contenido en ‘germen’ en la respuesta de Pedro: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente’”.

El Obispo de Roma prosiguió con su reflexión expresando que también la respuesta de Jesús “está llena de luz”. Cuando expresa «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella», es la primera vez que Jesús pronuncia la palabra “Iglesia”, y lo hace expresando todo el amor hacia ella. La define «mi» Iglesia, acentuó Francisco.

“Es la nueva comunidad de la Alianza, no basada más sobre la descendencia y la Ley, sino sobre la fe en Él, Jesús, Rostro de Dios”.

En el final de su reflexión, en esta Solemnidad tan importante para el corazón de la Iglesia, el Papa recordó la oración con la que el Beato Pablo VI, cuando era aún Obispo de Milán, expresó la fe, y oró para que “por intercesión de la Virgen María, Reina de los Apóstoles, el Señor conceda a la Iglesia, a Roma y al mundo entero, ser siempre fiel al Evangelio, a cuyo servicio los santos Pedro y Pablo han consagrado su vida”.

He aquí la oración del futuro santo: « Oh Cristo, nuestro único Mediador, Tú nos eres necesario para llegar a la comunión con Dios Padre, para transformamos contigo, que eres su Hijo único y Señor nuestro, en sus hijos adoptivos, para ser regenerados en el Espíritu Santo». (Carta Pastoral, 1955).

Después de la oración mariana, dirigiéndose a los cerca de 30 mil fieles presentes en la plaza, haciendo presente los eventos del día, a saber, la celebración de la Eucaristía con los nuevos Cardenales creados en el Consistorio del jueves 28 y la bendición de los Palios que vestirán los Arzobispos Metropolitanos nombrados en este último año,Francisco renovó su saludo a todos ellos y expresó su deseo de que puedan vivir siempre con entusiasmo y generosidad su servicio al Evangelio y a la Iglesia.

Además recordó que recibió con afecto a la Delegación que llegó a Roma en nombre del Patriarca Ecuménico su “querido hermano”, Bartolomé, y manifestó que “esta presencia es un ulterior signo del camino de comunión y de fraternidad que gracias a Dios caracteriza nuestras Iglesias”.

Por último, su cordial saludo a todos los fieles presentes de tantas partes del mundo, a los romanos, y su agradecimiento a los artistas que realizaron la tradicional “infiorata” a lo largo de la Vía de la Conciliación, y su pedido de oración.

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