Un grupo de manifestantes abortistas ataca una iglesia histórica en Medellín (Colombia): "Había mucho pánico"
Durante la marcha a favor del aborto que tuvo lugar en la ciudad, algunos asistentes a la protesta intentaron entrar al templo, incendiando una de las puertas principales
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Durante la manifestación a favor del aborto que se realizó en la ciudad de Medellín (Colombia) el pasado 28 de septiembre, un centenar de manifestantes -en su mayoría mujeres- llegó hasta la plaza donde se ubica la parroquia San Ignacio de Loyola, donde se estaba celebrando una Misa.
Se encontraban en el momento de la comunión cuando vieron que las manifestantes se aproximaban a la iglesia, gritando consignas abortistas. Por este motivo, algunos de los congregados se apresuraron a cerrar las puertas del templo, con el objetivo de evitar su entrada.
Tal y como relata el sacerdote Guillermo Zuloaga al medio 'El Colombiano', las asistentes a la protesta comenzaron a pintar en las puertas y la fachada de la iglesia. También arrancaron las rejas con las que se protegía la entrada al templo.
Sin embargo, el momento de mayor tensión se produjo cuando las radicales intentaron quemar las puertas del templo: "Había mucho pánico, porque como comenzaron a quemar las puertas, la gente pensó que la iban a quemar", explicó el presbítero.
En vista de la situación, algunos fieles hicieron uso de los extintores de la iglesia para apagar el fuego. Una hora después, intervinieron en el lugar un grupo de seis mujeres que se autodenominaron "garantes de derechos humanos", con el objetivo de calmar la situación. Sin embargo, una de ellas resultó herida por la agresión de una de las manifestantes.
La agresión contra el templo, un daño contra el patrimonio histórico de Colombia
"Uno tiene derecho a manifestar sus opiniones y sus puntos de vista, pero siempre desde el respeto y la tolerancia", explicó el P. Zuloaga, al tiempo que declaró que "esto no era una manifestación a favor de una idea, era una expresión de violencia".
Finalmente, tras comenzar a retirarse el colectivo, los fieles fueron evacuados del templo a través del despacho parroquial. Algunas horas después, un grupo de personas desconocidas para el sacerdote llegó al lugar para tapar las pintadas, aunque eso solo consiguió dañar el patrimonio de lo que resulta ser un edificio histórico de la ciudad.
La parroquia San Ignacio de Loyola es una estructura que remonta sus orígenes al siglo XIX, cuando fue erigida. Con un diseño colonial y material de hasta 200 años de historia, el presbítero estima el coste de los daños entre 15 y 20 millones de pesos colombianos, lo que equivale a un intervalo de entre 3.000 y 4.500 euros.