La labor de la Iglesia Católica reflejada en la educación

La labor de la Iglesia Católica es amplia y son muchos los espacios donde la educación toma un papel relevante con unos valores centrados en la fe

Carmen LabayenJulio Escalona

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Casi 4,5 millones de personas se benefician de la actividad de los casi 10.000 centros de la Iglesia en España y solo los centros concertados católicos suponen un ahorro creciente que cada año supone 3.300 millones de euros de gasto extra para el Estado. La labor de la Iglesia es amplia y responde a su clara vocación social y evangelizadora. Es escuela de vida y por ello buceamos en la realidad de los 2.500 colegios concertados que hay en nuestro país.

Hablamos del Pilar de Reyes Magos un macrocentro en el que están escolarizados más de 2.000 alumnos en Madrid. Su director Leoncio Fernández es conocido porque sacó al equipo masculino de baloncesto de colegio de una competición que podían ganar por publicar "memes" de sus rivales en redes sociales. Ocurría hace dos años y era una cuestión de principios pero según señala a COPE “este despacho había que aguantarlo y las protestas de padres y alumnos también”.

Y es que para Fernández “lo mejor que podemos aportar la educación católica de la Iglesia en este momento a la sociedad es ser un pelín contraculturales, hacer llamadas a la interioridad, apelar a los valores sólidos, al compromiso, a la fidelidad. Gestos explícitos hay que hacerlos y los chicos los tienen que vivir”.

En el colegio esos gestos se viven desde el primer día. En mayo la jornada empieza con una ofrenda a la Virgen María por parte de los alumnos de primero de primaria. Una ceremonia en la que los niños de 6 años cantan a todo pulmón “Pongo mis ojos en tí María” mientras su profesora les hace reflexionar y explicar lo que a su vez reciben de la madre de Dios.

“La química, la física, la historia, la lengua, el bilinguismo y todo lo que queramos añadirle es muy importante porque estamos formando niños para el futuro pero el fundamento de todo es la fe” asegura Fernández al frente de este colegio que tiene la particularidad que además de ser colegio es parroquia con misa de 13h diaria y en la que vida escolar y vida parroquial se enriquecen mutuamente.

Tanto es así que según señala el director “muchísimos de nuestros alumnos se han bautizado aquí, muchísimos reciben la Primera Comunión, se confirman y se casan”.

La escuela concertada cuenta con un millón y medio de alumnos en toda España, casi 13.000 estudiantes más en 2017 que en 2016 según la última Memoria Anual de la Iglesia. Es la opción preferida para un número creciente de padres como Carmen que tiene a tres hijos en el colegio Santa María del Pilar de Reyes Magos donde forma parte del consejo escolar y es catequista.

Lo que más valora además de la excelencia académica es la formación humanista y cristiana “es una emoción tremenda que viven desde pequeños, la suerte de tener fe, un gran regalo que para los que la tenemos es importante”.

Está orgullosa de los premios a mejor compañero que reciben los alumnos en este centro al igual que en otros colegios concertados porque es la prueba nos dice de que lo que siembras acaba saliendo.

Allí estudian desde que tienen dos años Alejandra y Paula que ahora terminan su etapa escolar. Cursan segundo de bachillerato y están a punto de hacer la EVAU, la antigua selectividad. Alejandra de 18 años se la juega porque desde tercero de la ESO tiene clarísimo que quiere ser médico. Entre sus objetivos además formar una familia numerosa y que sus hijos estudien en su mismo colegio.

Paula, de 17 años, tiene por su parte menos clara su vocación pero sabe que lo que haga en el futuro tendrá que poner en valor valor su creatividad y que tiene una base sólida para construir un camino que no le asusta.

Sonia es su profesora, una de los más de 100.000 docentes que en España trabajan en la escuela concertada. Da clases de biología y Ciencias Naturales, normalmente a los últimos cursos. El secreto de tratar con adolescentes nos cuenta “tratarlos como si fueran mis hijos para lo bueno y para lo malo”.

La Iglesia española tiene más presencia donde más difícil es estar, en las cárceles, en los comedores sociales, en la atención a drogodependientes, a personas sin recursos, a víctimas de trata, a mujeres embarazadas en situación vulnerable. Y también en el acompañamiento de enfermos y personas dependientes en sus domicilios y en hospitales.

Precisamente a la formación sanitaria y a la atención de dependientes se dedica el Campus de Ciencias de la Salud San Juan de Dios que la orden hospitalaria tiene en la localidad madrileña de Cienpozuelos, una mini ciudad al lado de un pueblo con encanto en plena comarca de las Vegas a unos 40 kilómetros de Madrid pero con tren de Cercanías casi a la puerta.

Nieves tiene 20 años y está en el segundo curso de atención a personas en situación de dependencia. Lo considera una forma de vida mucho más que de ganarse la vida y admite que para ella no fue fácil completar la educación secundaria obligatoria (ESO) para poderse inscribir.

Una vez dentro “es como empezar de cero, empezar a vivir de otra manera y con otra ética de trabajo” nos explica.

“Antes no sabía lo que era la empatía, la asertividad y esto me ha ayudado en el trato con los pacientes, conmigo misma, con mi familia, con mis amigos y con todas las personas que veo por la calle” señala delante de sus compañeras tras hacer una demostración de cómo todo esto redunda en bien de “Floren” un paciente ficticio en forma de muñeca con el que practica a diario y al que maneja con sumo cuidado en la camilla.

Junto a ella Andrea y Marta también de 20 años que señala que pese a que hay gente que las define como “limpiaculos” pero no les hacen ni caso. Ellas están orgullosas de su trabajo, saben de su importancia y les merece la pena por cada sonrisa y por el bien que hacen a cada una de las personas que cuidan. Sus compañeras están de acuerdo y las aplauden cuando terminan su entrevista con COPE.

Carlos López es el jefe de estudios de Fisioterapia, una carrera de 4 años que también promueve la atención integral “muchos vienen con esa vocación de a mí me gusta ayudar a la gente pero eso hay que cultivarlo” para nunca olvidar que “esa rodilla de las 5 o ese cólico de las 3 es en realidad una persona con sus problemas, ansiedades y todo lo demás”.

Haciendo prácticas como futuros fisioterapeutas nos encontramos a Gonzalo de 27 años y Guillermo de 22, los dos valoran la formación práctica de su carrera y el tener acceso a pacientes del centro psiquiátrico, también todo lo aprendido, en esencia el respeto a cada persona. A Guillermo la orden le apoyó además un verano con un proyecto solidario que emprendió para repartir material escolar en Europa con una empresa francesa.

En la sala de diagnóstico por imagen nos encontramos con Bárbara de 36 años y originaria de Camerún. A ella lo que de entrada le chocó es ser considerada una más a pesar de venir de lejos y tener otro color de piel y otro idioma. No solo eso sino también el apoyo que recibió en sus estudios a lo largo de los cuales nacieron dos des sus hijos en los momentos que se le hicieron más cuesta arriba.

“Ya tenía un hijo cuando me matriculé y durante la Formación Profesional ha tenido otros dos. Muchas veces he querido tirar la toalla pero los profesores me animaban a esforzarme un poco más a creer en mi. Y ya digo aquí es como mi familia” asegura.

Su sueño es exportar ese trato único y delicado a la persona vulnerable que ha aprendido con la Orden a Africa, a su país. Y lo mismo harán en el nuestro Andrea, Nieves, Marta, Gonzalo, Guillermo y los mil alumnos que cada año se forman allí. Para ellos además de lo académico cuenta cada sonrisa y cada caricia, lo que eres y quien es cada una de las personas a las que cuidas en línea con la labor hace 5 siglos de San Juan de Dios, patrón de los Enfermeros.