El padre de una hija con parálisis cerebral: "Si cierran los centros de educación especial, estará aislada"

La plataforma 'Inclusiva sí, especial también', denuncia la intención del Gobierno de España de dejar morir estos centros de educación especial en la nueva ley educativa

El padre de una hija con parálisis cerebral: "Si cierran los centros de educación especial, estará aislada"

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

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La ministra de Educación, Isabel Celáa, vuelve a estar en el centro de los focos, después de que la plataforma 'Inclusiva sí, especial también' haya denunciado la intención del Gobierno de España de dejar morir los centros de educación especial en la nueva reforma educativa. Un hecho que la propia ministra ha desmentido.

La polémica ha vuelto a resurgir después de que el pasado año, por estas fechas, la organización por la inclusión CERMI abogara por un sistema similar al de países como Portugal o Francia, por el que todos los niños, independientemente de sus facultades, fueran escolarizados en el mismo centro, y que cada escuela estuviese dotada de personal cualificado para atender las necesidades de este colectivo en el aula. Y es que el CERMI defendía que segregar a estos menores en centros especiales atenta contra los derechos humanos y es un obstáculo para la igualdad.

Isabel Celaá, ministra de Educación

Isabel Celaá, ministra de Educación

Un año después, Celáa tramita casi a escondidas, en pleno Estado de Alarma, su reforma educativa que derogaría la LOMCE del PP. Una normativa que, tal y como denuncia la plataforma 'Inclusiva sí, especial también', contempla dejar morir los centros de educación especial en la próxima década. Si nos acogemos al texto de la ley, las protestas de la plataforma están justificadas: “Las Administraciones educativas velarán para que las decisiones de escolarización garanticen la respuesta más adecuada a las necesidades específicas de cada alumno o alumna (...). El Gobierno, en colaboración con las Administraciones educativas, desarrollará un plan para que, en el plazo de diez años (…) los centros ordinarios cuenten con los recursos necesarios para poder atender en las mejores condiciones al alumnado con discapacidad”.

La hija de Benjamín, con parálisis cerebral, acude a un centro de educación especial

Benjamín no conocía la importancia de los centros de educación especial hasta que llegó al mundo Sara, su hija de 13 años, que padece parálisis cerebral. Acude a uno de estos centros en Toledo, junto a otros cinco alumnos: “Cuando nació, me preguntaba donde podría ir Sara. Desde luego a un colegio normal no. Estos centros especiales aportan una rutina a los chicos. Llevamos a Sara en horario escolar, y allí realiza sus actividades, excursiones, recreos... De alguna manera, Sara en el centro mantiene una cierta calidad de vida, pese a tener una discapacidad del 96%.”

Para Benjamín, es una locura erradicar estos centros: “Sería imposible en un colegio ordinario conseguir este grado de inclusión. No es un problema de profesores, sino de medios, de formación y del entorno. En mi opinión, es impensable a día de hoy. Tenemos que ser ante todo realistas.”

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El Gobierno plantea una amplia reforma del sistema educativo, pero los padres consideran que esas modificiones no serán del calado suficiente como para integrar a los discapacitados severos: “Es que si eso se diera, me imagino a Sara en un aula normal en un lateral, aislada. Ella necesita una persona al cuidado 24 horas. Y en los centros de educación especial hay medios para esos cuidados.”

Benjamín siente además que las administraciones en ocasiones responsabilizan a los padres de estos hijos de no querer integrarlos en los centros escolares ordinarios: “Es una reflexión errónea, porque mi hija está integrada perfectamente en su familia. El problema es que la cosa cambia cuando hablamos de educación. Yo noto que en un centro especial Sara progresa. Incluso los profesionales nos ponen deberes y nos asesoran sobre cómo debemos moverla, asearla, darle de comer... Hay una mejoría porque están cuidados por los especialistas.”

Lo que más sorprende al padre de Sara es que sea una iniciativa promovida el pasado años por el CERMI, un colectivo que representa al sector. Para Benjamín, es fruto del desconocimiento de algunos miembros de la confederación: “La idea de la integración es muy bonita, el eslogan engancha, pero si no conoces la realidad de los centros y no los visitas, pues no conoces realmente cómo funcionan las cosas. Francamente, sería un paso atrás el cierre de los centros de educación especial tanto para nuestros hijos como para sus familias.”