El programa de televisión que ha revolucionado Italia: ¿podría llegar a España?
Se ha estrenado un nuevo reality donde un grupo de jóvenes entran a vivir en un lugar muy especial, creyendo ya saberlo todo
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Se ha estrenado en estos días en Italia un nuevo programa de televisión que ha sorprendido a muchos espectadores y ha revolucionado al país: "Ti spedisco in convento" (Te envío al convento)
La premisa parecía ser la misma: cinco chicas mimadas y adictas a las redes sociales que, sin saberlo, se están preparando para vivir por un tiempo en un convento que no intentará tanto volver a ponerlas en el camino correcto, cuanto, a acogerlas, escucharlas, hacerlas sentir protegidas y seguras.
Las cinco protagonistas
Lo que a muchos espectadores ha impactado del programa es la relación humana que se viene a crear entre las chicas y las monjas, tratando siempre de entender cuáles son los traumas de la vida que han llevado a las jóvenes a desarrollar una sensación de malestar con el mundo y la mayoría esconden sus fragilidades detrás del escudo de la arrogancia.
Las protagonistas son Emilia, Valentina, Sofia, Stefania y Wendy. Todas ellas están llamadas a relacionarse con las monjas y a vivir en el convento creyendo saberlo ya todo sobre esta institución religiosa. En el imaginario colectivo, las monjas todavía son etiquetadas como cerradas de mente y ancladas a viejas ideas y por eso escucharlas hablar abiertamente sobre un tema como el amor ha sorprendido a los espectadores.
Las hermanas del convento
Inmediatamente los espectadores en Italia se han aficionado a las cinco hermanas de la Congregación de las Hermanas Oblatas del Niño Jesús en el Convento en Sorrento.
La Madre Superiora, la Hermana Mónica, la Madre General que ama los abrazos, la Hermana Daniela, la tímida y reservada Hermana Felicita y la dulce y paciente Hermana Arleide o la volcánica Hermana Analia, la menor de las cinco, son, de hecho, un bocado de aire fresco y la confirmación que el hábito no siempre hace el monje y el juicio apresurado no siempre corresponde a la realidad más profunda.
Aunque las chicas hacen todo lo posible para no romper el vínculo con su mundo, robando el vino en medio de la noche u tratando de volver a encender los móviles, las monjas son pacientes y tienen el gran objetivo de ser las guías dispuestas también a entender las chicas, siempre que sirva para ganarse la confianza que las jóvenes difícilmente otorgan a quienes están fuera de su círculo.
Al final de los episodios queda claro que la verdadera redención pasa por algo que está al alcance de todos, pero que muy a menudo persistimos en no reconocer: la humanidad, ese sentimiento cada vez más aplastado por el egoísmo y el deseo de aparecer que, si tuviera la posibilidad de emerger, haría nuestra vida más feliz.