La vida desconocida de María Goretti, la santa que perdonó al hombre que la asesinó tras intentar violarla
Assunta, su madre, contaba que María solía tener el Rosario enrollado en la mano y que le ayudaba contemplar la cruz
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Cada 6 de julio la Iglesia celebra la festividad de santa María Goretti. Esta santa de tan solo 11 años es parte de la lista de los mártires que han muerto por la defensa de su fe. A María le tocó hacerlo de una forma especial, evitando ser violada por su asesino.
María Goretti nace en Corinaldo (Italia) en 1890. Al día siguiente de su nacimiento es bautizada y consagrada a la Virgen. Familia pobre. Confirmada con solo seis años. Su madre, Assunta, se encarga de educarla en la fe. La familia siempre acudía a Misa los domingos, tenían oración en común y rezaban el Rosario frecuentemente.
Debido a la crisis, la familia Goretti se ve obligada a emigrar a otras tierras, donde se ponen al servicio de los condes de Mazzoleni. Allí viven en un apartamento contiguo con la familia Serenelli, con quienes compartían la cocina.
El padre de María, Luigi Goretti, muere al año siguiente por la enfermedad de paludismo diez días después de contraerla. Ante esta situación, Assunta empieza a trabajar el campo y deja la casa a cargo de los hermanos mayores. María se encarga de cuidar a sus hermanos pequeños, al tiempo que los forma en la fe. Ella, aunque nunca pudo ir a la escuela debido a la falta de dinero, continuó rezando y asistiendo a catequesis.
Para María, el Señor fue el pilar de su vida. Assunta contaba que María solía tener el Rosario enrollado en la mano, muestra de su devoción y recogimiento en la Virgen, y que le ayudaba contemplar la cruz, donde aprendía a amar más a Dios y rechazar el pecado. De hecho, declaró que prefería morir antes que decir una mala palabra.
María, la “dulce mártir de la pureza”
Alessandro, el hijo de los Serenelli, empieza a tener contacto con María y le hace cada vez más proposiciones deshonestas. Aunque al principio ella no las comprende debido a su inocencia, más adelante adivina las intenciones del muchacho y rechaza sus palabras.
María pide a su madre, en ocasiones entre sollozos, que no la deje sola, pero no se atreve a explicarle el motivo a causa de las amenazas que recibe de Alessandro. Su madre, sin encontrar motivo alguno para quedarse, considera que es un capricho de María y se va a trabajar al campo.
El 5 de julio de 1902, Alessandro abandona su trabajo en el campo y se dirige a casa de María, que se encuentra sola cuidando de su hermana pequeña, que está dormida en ese momento. Al llegar, Alessandro trata de forzarla para violarla, pero ella se resiste. Finalmente la ata y la amenaza con un cuchillo. Sigue intentando quitarle la ropa, pero María todavía se resiste y, librándose de la mordaza, le increpa: “No hagas eso, es pecado... Irás al infierno”.
Finalmente, Alessandro la acuchilla. Al creerla muerta, intenta escapar, pero, al esucharla gimiendo, vuelve para rematarla y se va para encerrarse en su habitación. El padre de Alessandro, Giovanni, encuentra a María desangrándose y esta le revela quién es su asesino. Las personas cercanas al lugar se apresuran a avisar al médico y a los guardias, que arrestan a Alessandro antes de que los vecinos puedan matarlo.
Al llegar al hospital, María aún está viva. Todavía consciente, alcanza a decir al sacerdote que le da la extremaunción que perdona a Alessandro: "Lo perdono y quiero que venga conmigo al Paraíso. Quiero que esté a mi lado. Que Dios lo perdone, porque yo lo he perdonado”.
El Papa Pío XII canonizó a María el 24 de junio de 1950. Alessandro, cumplida su pena, arrepentido y habiendo pedido perdón personalmente a Assunta, estuvo presente al lado de la familia durante la Misa en que se proclamó santa a María Goretti.