Carta del arzobispo de Barcelona: «Estrella del mar»

El cardenal Omella dedica su carta semanal a la festividad de la Virgen del Carmen, que se celebrará el próximo sábado, y explica el inicio y signicado de esta advocación mariana

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Redacción Religión

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El próximo sábado, 16 de julio, la liturgia de la Iglesia católica celebra la memoria de la bienaventurada Virgen del Monte Carmelo. En esta montaña situada en Israel, el profeta Elías logró que el pueblo de Israel, que se había dejado llevar por los ídolos, volviera a dar culto al Dios vivo. Allí, siglos más tarde, algunos peregrinos, ermitaños y cruzados, buscando la soledad, se retiraron para hacer vida eremítica. Esto dio origen, con el paso del tiempo, a una orden religiosa de vida contemplativa y apostólica que tiene como patrona y protectora a la Virgen bajo la advocación del Carmen.

En la fiesta de la Virgen del Carmen, los carmelitas, en sus dos ramas, la de la antigua Observancia y la Descalza, cantan a María: «Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, virgen fecunda y singular».

La Biblia celebra la belleza de la montaña del Carmelo, una belleza que la Iglesia contempla en María, signo de esperanza en medio de tormentas de todo tipo. En tiempos del rey Acab, la tierra de Palestina sufrió una larga sequía y hambre. Sin embargo, el profeta Elías hizo saber al rey que Dios pronto enviaría lluvia a la tierra. Elías subió a la cima del Carmelo, se prosternó en el suelo con la cara entre las rodillas y dijo a su sirviente que subiera y que mirara hacia el mar. El criado miraba y miraba, pero no veía nada. Finalmente dijo: «Aparece una nubecilla como la palma de una mano que sube del mar» (1Re 18,44). El cielo se fue oscureciendo y cayó un gran chaparrón.

María es como esa nube, un signo pequeño y humilde, que nos trae grandes bendiciones. María es la Stella maris, la estrella del mar de la que hablaban, de antiguo, los padres de la Iglesia. Un antiguo himno litúrgico saluda a María diciéndole: «Ave, maris stella».

La Virgen del Carmen es muy querida en todas partes, pero especialmente por la gente de mar, que la tienen presente cuando se adentran en él. Se encomiendan para que les acompañe, les proteja y puedan volver a casa. Le profesan una gran devoción y se ha convertido en la patrona de los pescadores y marineros. En Barcelona se mantiene la tradición de honrar a la Virgen del Carmen con una procesión que transcurrirá por el frente marítimo de la ciudad y una misa en el Moll dels Pescadors, que promueve el Apostolado del Mar de nuestra archidiócesis.

Queridos hermanos y hermanas, encomendémonos confiadamente a aquella que Cristo nos dejó como Madre. Seamos fieles a las recomendaciones de san Bernardo, gran devoto de santa María, ante los muchos escollos que podemos encontrar a lo largo de la vida: «Si el viento de las tentaciones se levanta, si el escollo de las tribulaciones se interpone en tu camino, mira la estrella, invoca a María. Si eres balanceado por las agitaciones del orgullo, de la ambición, de la murmuración, de la envidia, mira la estrella, invoca a María. Si la cólera, la avaricia, los deseos impuros sacuden la frágil embarcación de tu alma, levanta los ojos hacia María». Que la Virgen del Carmen nos proteja.

† Juan José Omella Omella

Cardenal arzobispo de Barcelona