Carta del arzobispo de Urgell: «La belleza de la transmisión de la vida cristiana»

Joan Enric Vives reflexiona sobre la transmisión de la fe y nos recuerda que Dios es la mayor belleza y todo lo que existe participa de su ser y también de su belleza y bondad

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Tanto en las Jornadas diocesanas de Teología de agosto de este año, como en el encuentro diocesano de Catequistas de hace tres semanas, el Obispado de Urgell ha fijado su reflexión sobre el tema de la belleza, en la perspectiva de la transmisión de nuestra fe y el testimonio que debe acompañarle siempre. El ser es uno, bueno, verdadero y bello, y todos éstos, se encuentran en Dios, la suma unidad, bondad, verdad y belleza. Podemos darnos cuenta de que la transmisión de la fe y los valores comunes a través de la belleza, y en concreto del arte cristiano, ayuda a los católicos a mantenernos unidos, forma parte de nuestra cultura católica. Nos ha ayudado personas preparadas: los profesores Rosa Ribas, Francesc Torralba y Eloi Aran, que expusieron unas reflexiones interesantes y complementarias.

En las Jornadas para los Catequistas, el profesor Eloi Aran centró su intervención en glosar 4 aspectos de la belleza de la transmisión de la vida cristiana: la belleza del testimonio (martyria); la belleza del mensaje (kérygma); la belleza del servicio (diakonia) y la belleza de la celebración litúrgica (leiturgia). Al final cerró sus aportaciones con una invitación a destacar la belleza del Evangelio de Jesús, y con un breve decálogo de compromisos por si nos ayuda y queremos hacerlo nuestro:

La belleza y la bondad se relacionan, y así como existen grados de bondad, también los hay de belleza. Dios es la mayor belleza y todo lo que existe participa de su ser y también de su belleza y bondad. Él es la fuente y la cima de toda belleza, decía San Juan Pablo II a los artistas. La Creación es imagen y representación de Dios. Por eso a partir de la belleza de lo creado —imágenes o huellas de Dios—, podremos inferir la existencia de Dios, de Aquel que la ha causado y que es el Ser más grande y el más bello. Y «¿cuál será la belleza que salvará al mundo?». Y Fiódor Dostoyevski responde al príncipe Mixkin: «¡Cristo! ¡No hay otra belleza en el mundo que pueda salvarlo sino Nuestro Señor Jesucristo!» (El Idiota, 1868).

+ Joan Enric Vives Sicilia

Arzobispo, obispo de Urgell