Carta del obispo de Astorga: «Tú tienes mucho que ver. Somos oportunidad. Somos esperanza»
Centrado en la solemnidad del Corpus, Jesús Fernández reflexiona en su carta pastoral sobre la situación actual y los grandes males que afectan a nuestra sociedad hoy en día
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
El próximo 11 de junio, la Iglesia celebra la fiesta del Corpus Christi, el Día de la Caridad, una jornada para contemplar y adorar a Cristo quien, antes de morir por nosotros en la cruz, actualizó sacramentalmente el don de su propia vida. De esta manera, la Eucaristía se ha convertido en sacramento del amor y, al mismo tiempo, de la esperanza puesto que -como dice el papa Benedicto XVI- donde el ser humano se siente amado, experimenta la salvación de Dios y descubre que es posible la esperanza (SS 31).
Los que creemos en Jesucristo, los que lo adoramos hecho comida y bebida de salvación, estamos llamados a ser “testigos de la compasión de Dios para cada hermano y hermana”. Es el compromiso que los obispos de la subcomisión episcopal para la acción caritativa y social queremos recordar a todos los fieles cristianos con motivo de esta celebración.
Siguiendo el lema de esta campaña “Tú tienes mucho que ver”, en primer lugar, os invitamos a superar la mirada ciega o al menos miope que impide ver la multitud de pobres y excluidos que pasan a nuestro lado. Baste recordar algunos datos referidos a nuestro país: una de cada cuatro personas está en situación de exclusión social, una de cada tres no tiene ingresos suficientes para vivir dignamente, y un siete por ciento de la población no tiene ningún ingreso. Abundando aún más: existe una gran precariedad laboral, especialmente entre los jóvenes, muchas personas sufren deterioro mental, muchos tienen dificultades para acceder a una vivienda o permanecer en ella, etc.
En este día en que adoramos a Jesucristo hecho pan, recordamos que se ha hecho alimento para todos y que nos impulsa a hacernos “pan partido” para los demás, trabajando para que se haga realidad entre nosotros ese Reino que él nos regala, un reino de justicia, de amor y de paz (cf. SCa 88). No podemos permanecer indiferentes ante esta realidad sangrante, ni siquiera basta con denunciarla, como dice el Papa Francisco, tenemos que “ser parte activa en la rehabilitación y auxilio de las sociedades heridas” (FT 77). Celebrar el sacramento del amor y de la esperanza es un don, pero también un compromiso que no podemos eludir sin traicionar al que hoy contemplamos y adoramos.
Nuestra sociedad presenta también otras dos heridas que es preciso tratar: la desvinculación y el enfrentamiento. En una cultura en que predomina lo virtual y lo líquido, las relaciones se vuelven frágiles y terminan convirtiéndose en meros contactos, el otro se convierte en número, se pierde el sentido de pertenencia y se diluye la conciencia de que todos hemos de ser cuidados y cuidar. Con demasiada rapidez hemos olvidado la lección que nos quiso dar la Covid-19 y que el Papa Francisco ha sintetizado en una frase: “la vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad” (FT 87). Junto a la desvinculación, hemos de considerar también la triste presencia del enfrentamiento derivado de una fuerte polarización, especialmente política. En este contexto, también la Eucaristía tiene mucho que ofrecernos ya que “apremia a los que están enfrentados para que aceleren su reconciliación, abriéndose al diálogo y al compromiso por la justicia” (SCa 89).
Evidentemente, son muchas las necesidades de nuestros hermanos, pero, alimentados en la Eucaristía, recobraremos fuerzas y generosidad para prevenir, paliar y proponer soluciones. Lo haremos de forma individual, pero sobre todo a través de Cáritas diocesana y de las Cáritas establecidas y presentes en casi todas nuestras Unidades Pastorales. Con la ayuda del Señor, ofreceremos oportunidades y abriremos caminos de esperanza para los necesitados.
+ Jesús Fernandez
Obispo de Astorga