Carta del obispo de Coria-Cáceres: «Encontrarnos con Jesucristo esta Semana Santa»
Jesús Pulido reflexiona en su carta de esta semana sobre la Semana Santa y recuerda que la plenitud de los tiempos no es una época concreta de la historia, sino una persona: Jesús
Madrid - Publicado el
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Ya estamos en Semana Santa, la semana más importante, de interés turístico en muchas partes de nuestra diócesis. Las cofradías ya están a punto para vestir sus hábitos y recrear con sus imágenes escenas de la pasión de nuestro Señor Jesucristo ocurridas hace veintiún siglos.
En la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo al mundo. Jesús no vino en la época de los romanos porque fueran los mejores tiempos de toda la historia, sino que son los mejores tiempos de todos porque en ellos vino Jesús y se manifestó el amor de Dios en toda su plenitud.
A todos nos hubiera gustado ser testigos directos de su venida, de sus milagros, de sus parábolas y de sus enseñanzas… sobre todo de su pasión y de su gloriosa Resurrección.
Para responder a nuestro deseo de ser contemporáneos suyos, cada semana santa reconstruimos lo más fielmente posible lo que sucedió en sus últimos días. Las celebraciones, las procesiones, la música, el sonido de los tambores y los clarines, de los timbales y las cornetas, el olor del incienso… recrean el ambiente de Jerusalén en aquellos tiempos. Nuestras calles se convierten por unos días en la vía dolorosa por donde Jesús llevó la cruz a cuestas. Para ello, nuestros pueblos y ciudades, con su rico patrimonio urbanístico y artístico, son un escenario privilegiado. Todo esto crea un ambiente que nos envuelve y nos traslada a los tiempos de Jesús. Son muchos los personajes que rodearon a Jesús aquellos días. También hoy la turba lo acompaña, la soldadesca lo golpea, las plañideras se lamentan, los apóstoles se esconden, el cirineo le ayuda…
Pero, en realidad, la plenitud de los tiempos no es una época concreta de la historia. Es una persona: Jesús, que nos muestra hasta dónde puede dar de sí el ser humano con la gracia de Dios, y que nos abrió el camino de la salvación.
La plenitud de los tiempos comenzó cuando Jesús se encarnó, pero no se ha acabado: seguimos en la plenitud de los tiempos porque Jesús que vino en la carne sigue viniendo a nuestro encuentro sacramentalmente hasta el fin del mundo.
La liturgia de la Iglesia nos permite seguir sus huellas. En la sucesión de las diversos domingos y fiestas del Señor a lo largo del año recordamos y vivimos los misterios de la vida de Jesús, que tienen su punto central en la Semana Santa, con su muerte y con su pascua.
Si esta Semana Santa nos encontramos con él, también para nosotros será la plenitud de los tiempos. ¡Que nos ayuden todas las manifestaciones religiosas, populares y culturales a vivir en plenitud estos días santos! Con mi bendición y el deseo de una Semana Santa realmente santa.
+ Jesús Pulido Arriero
Obispo de Coria-Cáceres