Carta del obispo de León: «Deja tu huella, sé testigo»

Luis Ángel de las Heras medita en su carta pastoral sobre el significadio del lema de la próxima Jornada de Oración por las Vocaciones y Jornada de Vocaciones Nativas

luisangeldelasheras

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Queridos hermanos y hermanas:

“Deja tu huella, sé testigo” es el lema de la Jornada de Oración por las Vocaciones y Jornada de Vocaciones Nativas, que celebramos el IV domingo de Pascua con la sugerente imagen del Buen Pastor. En nuestra diócesis irá precedida de una Vigilia el sábado 7 de mayo y estamos invitados a prepararnos para ella intensificando nuestra oración vocacional.

El papa Francisco en la JMJ de Cracovia (2016) les dijo a los jóvenes del mundo entero: «Jesús, que es el camino, a ti, a ti, a ti, te llama a dejar tu huella en la historia. Él, que es la vida, te invita a dejar una huella que llene de vida tu historia y la de tantos otros».

Dejar una huella que “llene de vida” la historia personal y la de otros ha de comenzar por conocer a Jesús, encontrarse con él y cultivar el encuentro. Un acontecimiento que lleva a seguir las huellas del Maestro, Cristo Resucitado, el Buen Pastor, escuchar su voz y responder a su llamada. Llamada a la vida, llamada a la fe, al amor y a la esperanza, llamada a construir nuevas relaciones de fraternidad y amistad, comenzando por los más pequeños sin excluir a nadie.

Dejar una huella que marque la propia historia y la de otros es consecuencia de la huella que deja Cristo en el corazón humano que le abre sus puertas. Él se queda para siempre, inundando las estancias de la existencia terrena de amor y de luz.

Para dejar huella no hay que buscar protagonismos en escenas trepidantes que en unos segundos elevan a la fama y arrojan al vacío. Cada persona humana tiene en sí el don inestimable de protagonizar su vida sin entrar en colisión ni en competitividad con nadie, y sin realizarlo en solitario.

Dios nos concede ser protagonistas de nuestra historia caminando juntos, rumbo a su Reino, buscando los bienes de allá arriba con la ofrenda de la propia existencia. La existencia que se enriquece a medida que se hace mayor la capacidad personal de entrega, hasta romper los límites que ya Dios se encarga de eliminar con su infinito amor.

Qué grandeza la de ser llamados a protagonizar una vida familiar, ministerial o de especial consagración… Podemos convertirnos en protagonistas que asumen riesgos y superan dificultades a través del Hijo para llegar al Padre con el auxilio del Espíritu Santo.

Qué gracia tan grande la de ser testigos de una vida que ha quedado transformada por la huella del Maestro y es invitación a otros para que se encuentren con el Señor. Qué huella más honda la de experimentar una vida en Dios que hace sonreír con los ojos del corazón. Sonreír para apreciar las maravillas de la Creación. Sonreír en medio del llanto y las tinieblas para luchar por una justicia que devuelva la dignidad arrebatada al ser humano y a los pueblos de la tierra.

Qué huella más honda deja Cristo el Señor y dejan los hombres y mujeres de Dios. Qué huella más honda puedes dejar a partir de cualquier momento si escuchas al Buen Pastor y le respondes, porque conoces y te es cálida, reconfortante y fortalecedora su voz para “dejar tu huella y ser su testigo”.

Con mi afecto y bendición.

+ Luis Ángel de las Heras, cmf

Obispo de León