Carta del obispo de Lleida: «La objeción de conciencia»

Giménez Valls degrana en su carta los puntos más importantes sobre la Nota Doctrinal sobre la Objeción de Conciecia aprobada recientemente por la Comisión Permananente de la CEE

salvadorgimenez

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En estas páginas tenéis un resumen-presentación de la NOTA DOCTRINAL SOBRE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA, que aprobó la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española a finales del pasado mes de marzo. El título de la misma es una cita de la carta de san Pablo a los Gálatas (5, 1) “Para la libertad nos ha liberado Cristo” y se hizo pública el día 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación del Señor, fecha especialmente marcada como Jornada de la Vida que muchas entidades y asociaciones celebran; también se manifestaron en la calle para defender la vida, desde la concepción hasta la muerte natural. Fue un día muy apropiado para recordar a toda la sociedad española la dignidad de la vida y la objeción ante las actividades que conducen a la muerte. A pesar de la tragedia del asunto, se quiso dar un aire festivo a la celebración.

No pretendo repetir los argumentos que podéis encontrar en la mencionada NOTA. Están expresados con claridad siguiendo los principios de la Doctrina Social de la Iglesia y que todos nosotros queremos llevar a la práctica diaria. Me referiré a cuestiones previas.

1.-Todas las personas y grupos sociales tienen el mismo derecho a manifestar sus convicciones y sus opiniones. La libertad de expresión ampara a todos siempre que no conculque ni atente ni entre en conflicto con otros derechos y libertades. A veces da la impresión de que se niega o se discute esa libertad a los obispos, a determinados grupos de católicos o a la misma Iglesia.

2.-La libertad religiosa es uno de los derechos (art.18) de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Está al mismo nivel que otros muchos. En ocasiones parece que la mera declaración de la fe es un obstáculo para conseguir un determinado trabajo o para desempeñar una función. Si se expresa la fe se produce un rechazo o un significativo silencio en algunos ambientes.

3.- La actuación pública de todo ser humano responde siempre a unas convicciones. No hay una absoluta neutralidad en las manifestaciones públicas o en las conductas privadas. Y eso es válido para los padres cuando educan a sus hijos, para los maestros o para todos aquellos que trabajan en hospitales y residencias. En el caso de los católicos pretendemos pensar, hablar y vivir con el estilo que nos proporcionó Jesús de Nazaret. Buscamos siempre la coherencia de fe y vida.

4.- Parece una exageración confeccionar normas y leyes para impedir rezar delante de unas clínicas que practican abortos o para tratar de convencer a futuras madres que no asocien sus vidas con la cultura de la muerte. No se puede llegar a esos límites. Como tampoco se ha querido regular hasta los mínimos detalles la huelga de hambre, la generosidad absoluta hacia los semejantes o la fonética de las distintas regiones de una misma lengua. Las normas son fundamentales para una respetuosa convivencia pero sin invadir o violentar la propia conciencia.

5.- Los católicos pedimos respeto a nuestra forma de entender la naturaleza del ser humano, creado por Dios que le impulsa al amor y a la misericordia con todos. Nos sorprende y nos entristece cuando la burla o la animadversión se manifiestan ridiculizando nuestras creencias.

6.- Aconsejo a todos la lectura de la NOTA. Es un magnífico resumen de lo que supone para el ser humano, la libertad, la ley, la conciencia, la función del Estado, la objeción… Además sirve recordar los aspectos morales del comportamiento.

+ Salvador Giménez Valls

Obispo de Lleida