Carta del obispo de Sant Feliu de Llobregat: «La realidad de la eutanasia»

Agustín Cortés Soriano revela con cifras la verdad de la eutanasia, una vez que España ha aprobado la lay que la permite, y denuncia que se ha convertido en un gran negocio

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Respirando un ambiente veraniego, ante expectativas de descanso y disfrute de la vida, experimentamos fuertes contrastes con realidades oscuras de la existencia. La guerra sigue abierta, la crisis económica y las pobrezas están ahí gritando, los conflictos de intereses entre grupos de poder, que emponzoñan la convivencia… y los obstáculos cotidianos ensombrecen las ganas de vivir.

A este contraste se suma otro no menos triste. Nos referimos al que se da en el terreno de la vida humana (aborto, eutanasia) entre determinados planteamientos ideológicos y la postura de la Iglesia. La ironía viene de que los defensores de aquellos planteamientos dicen hacerlo en nombre de la dignidad humana, cuando en realidad llevan oscuridad y muerte: todo se subordina a la omnímoda libertad individual, mientras que esta libertad sin verdad solo produce vacío. La Iglesia defiende la dignidad de la persona humana, porque es libre para realizar la verdad, de la que recibe luz y claridad.

El informe que nos ha llegado a través de la Delegación de Familia y Vida, “La eutanasia en cifras: argumentos para el debate”, elaborado con la cooperación de l´Associació Catalana d´Estudis Bioètics (ACEB), es una prueba evidente de lo que decimos. Todo el informe es interesante. Trasladamos aquí algunos datos:

– Una minoría de países, solo ocho en todo el mundo tienen legalizada la eutanasia. Pero la eutanasia se dispara en: Bélgica, donde se ha multiplicado por más de 10 veces en 18 años, de 235 a 2.699 casos; en Holanda se ha incrementado más del 400% en 18 años, de 1.815 a 7.666; en Canadá ha aumentado más del 250% en tres años, de 2.838 a 7.595.

– Eutanasias sin petición. En Bélgica casi la mitad de las enfermeras han participado en eutanasias sin la petición explícita del paciente. En la región de Flandes, en 2013, se estima que se aceleró la muerte sin petición explícita a 1.047 pacientes. En Holanda se reconocen 431 personas a quienes se los finalizó “la vida” sin requerimiento explícito en 2015.

– Gran negocio para algunos. En Holanda, una clínica especializada en aplicar la eutanasia, recibe de las compañías de seguros 3.000€ por cada eutanasia. El Parlamento de Canadá prevé una reducción del gasto sanitario de casi 100 millones de euros por la aplicación de la eutanasia durante el año 2021.

– Escasas Curas Paliativas. No hay una ley de curas paliativas en España que asegure esta atención médica. Se calcula que el 60% de los enfermos que necesitan curas paliativas específicas no las reciben, unos 77.000. España ocupa el lugar 31 de Europa en equipamientos de curas paliativas, situada entre Rumanía y Moldavia.

La ley que permite la eutanasia puede esconder un engaño interesado grave. Amar y ayudar efectivamente al enfermo que sufre demanda otros caminos más acordes con su dignidad. Y hemos de aportar todos los medios a nuestro alcance, aunque se requiera dinero y esfuerzo, para evitarle el sufrimiento, en lugar de provocarle o favorecer su muerte.

Solo se puede descansar y gozar de la vida, cuando, asumiendo el dolor y combatiéndolo al mismo tiempo, uno opta siempre por vivir, porque siempre será posible amar, aun en el silencio, en la inmovilidad e incluso en el dolor.

+ Agustín Cortés Soriano

Obispo de Sant Feliu de Llobregat