Carta del obispo de Tarazona: «Lo que no se mide no se mejora»
Vicente Rebollo explica en su carta de esta semana cómo va la creación del Plan Pastoral para su diócesis, que está previsto empiece a funciona el próximo curso
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Vamos avanzando en nuestro feliz empeño de realizar un plan pastoral para nuestra diócesis que entraría en funcionamiento el próximo curso y que nos ayudará a organizar y dirigir nuestras actividades evangelizadoras durante los próximos tres años. Es una gracia que el Espíritu nos concede para que nuestra diócesis sea la Iglesia viva que necesita esta sociedad aragonesa. Desde el Consejo Pastoral hacíamos una llamada a todas las fuerzas vivas y a todo el que quisiera ayudarnos en esta tarea. En concreto, esta primera llamada era para hacer una reflexión de cómo nos vemos y cómo nos ven, con nuestras debilidades y fortalezas, para analizar qué realidades de nuestro entorno nos ayudan a crecer y cuáles no hemos sabido afrontar para poner el Evangelio en ellas.
La respuesta ha sido muy amplia y muy enriquecedora: 105 grupos participantes que han aportado 73 respuestas. Hemos recibido aportaciones de parroquias, arciprestazgos, secretariados y delegaciones, movimientos, Cofradías, grupo sinodales, grupos pastorales, de la vida religiosa, grupos de Cáritas, profesores y, también otras personas que sin pertenecer a ningún grupo o movimiento han querido responder. Las respuestas han sido amplias y profundas. En algún apartado se han recogido más de 500 aportaciones.
Esta riqueza está manifestando el gran interés que ha suscitado este trabajo, es nuestra responsabilidad de fidelidad al Evangelio, de querer trabajar en conjunto. Por todo ello muchas gracias a todos los participantes, seguimos contando con vosotros para el camino que aún nos queda por recorrer.
El camino sigue abierto. Queremos corregir las debilidades hasta convertirlas en fortalezas, afrontar los aspectos externos que no nos dejan crecer, mantener lo que hacemos bien y seguir mejorando y aumentándolo. Aprovechar, desde el diálogo y la cercanía, las manos extendidas con las que nos encontramos cada día, bien porque nos necesitan o bien porque nos invitan a colaborar con ellos.
Con todo esto, lo que queremos es “Ser Iglesia que anuncia el Evangelio, celebra la fe y sirve desde la caridad”, como recoge el objetivo general, que nos guiará en el camino que aún nos queda. Para ello, queremos articular toda nuestra tarea pastoral en torno a cuatro núcleos principales: anunciar, servir, crecer en comunidad y celebrar.
Ahora el trabajo va a consistir en descubrir objetivos operativos y fijar las acciones que nos ayuden a hacerlos realidad y vida, siendo muy conscientes que “lo que no se mide no se puede mejorar”. Esta frase no es mía, pero creo que nos puede ayudar para concretar nuestras tareas, ser eficaces, llegar a todas las personas y poder seguir creciendo. Nos tiene que ayudar para concretar las acciones necesarias para cumplir los objetivos, para exigirnos y no quedarnos en teorías, que al final resultan estériles y también, para evaluarnos; si queremos mejorar la evaluación es necesaria.
Nuestra condición de pecadores nos suele llevar por el camino fácil, por la autocomplacencia y no por la exigencia. Pero la tarea no es nuestra, debemos exclamar como San Pablo “el hecho de predicar, no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡hay de mí si no anuncio el Evangelio!” (1 Cor. 9, 16). Somos administradores, somos enviados por el señor, es tanta la responsabilidad que la vigilancia se nos impone como la palabra de las vírgenes necias y sensatas del Evangelio de San Mateo, (Mt. 25, 1-13).
Continuamos adelante con nuestra tarea, no estamos solos en este trabajo, el Señor camina con nosotros.
+ Vicente Rebollo
Obispo de Tarazona