Carta pastoral del obispo de Jaca y de Huesca: Las diversas facetas del verano

Ruiz Martorell reflexiona sobre el tiempo estival en la vida de los menos favorecidos, en quienes trabajan con más empeño en esta época, en los sacerdotes y en quienes no descansan

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Durante los meses de verano tenemos mayor contacto con la naturaleza, disfrutamos de la luminosidad característica de este tiempo, vivimos la experiencia del regreso al ambiente rural, experimentamos más horas de convivencia, participamos en extensos diálogos sin la premura de los horarios habituales, paladeamos los libros que nos abren el horizonte vital.

Pero hay muchas personas que viven en condiciones menos favorables: los ancianos; los enfermos crónicos; quienes sufren largos períodos de convalecencia después de un accidente o de un diagnóstico médico inquietante; los que trabajan con mayor dedicación para sobrevivir durante todo el año; quienes han perdido el trabajo o no pueden continuar con su labor como consecuencia de la crisis económica; migrantes forzosos, víctimas de organizaciones perversas; quienes sufren en su propia vida o en la de sus seres queridos el zarpazo de las guerras; los que han tenido que abandonar sus hogares para ser atendidos en residencias y otro tipo de instituciones; quienes han perdido definitivamente a los que amaron; los que preparan oposiciones que requieren intenso estudio; quienes no descubren ningún horizonte laboral acorde con su preparación académica; los que ven peligrar la estabilidad de su matrimonio o sufren serios desequilibrios en su vida familiar.

No se puede olvidar la tarea estival de: guardas forestales; servicios de prevención y extinción de incendios; trabajadores de las administraciones públicas; quienes aseguran el mantenimiento de las carreteras; los que contribuyen a regular el tráfico rodado; cuidadores de enfermos; personal sanitario de guardia y de refuerzo; los que atienden las farmacias; personas que regentan pequeños comercios de temporada; contratados en las labores agrícolas; ganaderos que cuidan y protegen a los animales; quienes se dedican a espectáculos y artes escénicas; guías turísticos; trabajadores sociales; animadores socio-culturales y recreativos; miembros de Cáritas; voluntarios; equipos de limpieza; trabajadores de hoteles, bares y restaurantes; artesanos; transportistas; conductores de servicios de atención al público, y todos los que nos atienden y orientan en cualquier circunstancia.

A ello se suma la entrega de los sacerdotes que acompañan a sus comunidades parroquiales en las fiestas patronales, en los campamentos y colonias, y en las diversas actividades de la religiosidad popular: romerías, peregrinaciones, etc. El verano aparece cuajado de fechas importantes.

Por muchas razones, el tiempo no es idéntico para todos. Siempre es tiempo de gracia, pero no siempre es tiempo de descanso. Por ello, debemos vivirlo con pasión y agradecimiento, como oportunidad favorable que el Señor nos concede para crecer y para contribuir al crecimiento de los demás.

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

Julián Ruiz Martorell

Obispo de Jaca y de Huesca