Carta del arzobispo de Barcelona: ««La Cruz de Ucraina»»
El cardenal Omella invita a los fieles a intensificar las oraciones por la paz en Ucrania durante el tiempo de Cuaresma que está a punto de empezar
Madrid - Publicado el
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El próximo miércoles, 22 de febrero, será el Miércoles de Ceniza y empezará el tiempo de Cuaresma. Con las palabras: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás» (cf. Gn 3,19), recibiremos la imposición de la ceniza con la cual iniciaremos el itinerario cuaresmal.
Alrededor de la cruz, el próximo domingo, en la basílica de la Sagrada Familia, celebraremos una nueva edición de Sent la Creu para iniciar juntos el camino de Cuaresma. En nuestra diócesis ya han empezado los preparativos de esta iniciativa, que cada año nos invita a sentir la cruz de una Iglesia de algún rincón del planeta herido por la pobreza, la injusticia o bien por algún conflicto bélico.
Este año queremos dirigir nuestra mirada a Ucrania e intensificar nuestra oración por la paz. Queremos hacernos conscientes del dolor y del sufrimiento de muchos hermanos nuestros. La Cruz de Cristo nos quiere ayudar a descubrir que, en medio del desconsuelo y de las dificultades, es posible encontrar esperanza. Después de las cruces de Lampedusa (2017), Mosul (2018), Camboya (2019), Bangassou (2020), Venezuela (2021), Filipinas (2022), este año recibiremos la Cruz de Ucrania. Concretamente, nos acompañará una réplica de la cruz que se encuentra en la capilla privada del arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica de Ucrania, Mons. Sviatoslav Shevchuk, que participará en esta edición de manera telemática. También contaremos con el testimonio del padre Iurii Stasiuk, cura ucraniano, que trabaja en la diócesis de Barcelona y que ha estado sirviendo sanitaria y espiritualmente en primera línea de guerra.
La cruz que el Miércoles de Ceniza se nos dibuja en la frente nos invita a revivir el camino vivido por Jesús, el Hijo de Dios, que para abrirnos la puerta hacia la resurrección tuvo que pasar por el sufrimiento, el abandono y la muerte en Cruz. La Cuaresma es un tiempo adecuado para la escucha amorosa de la Palabra de Dios. Ojalá que la meditación de la Sagrada Escritura nos aliente a ocuparnos de los más vulnerables y de las víctimas de todas las guerras y conflictos armados que hay en el mundo. Nuestra oración intensa y nuestra colaboración material y económica puede ser una pequeña luz en la oscuridad de sus vidas. Os animo a participar y a colaborar económicamente en esta iniciativa.
Santa María, madre de Jesús y madre nuestra, nos llevará de la mano en este tiempo de Cuaresma. Ella nos enseñará a escuchar la Palabra, a guardarla en el corazón y a llevarla a la práctica. Que ella nos acompañe durante estos cuarenta días de preparación para poder vivir la Pascua en toda su intensidad.
† Juan José Omella Omella
Cardenal arzobispo de Barcelona