Carta del arzobispo de Oviedo: «Algunos... “algunos”, cuando de política se trata»
Jesús Sanz denuncia que algunos politicos «maquillen la realidad» ante la situación de crisis que vivimos y que se espera empeore en los próximos meses
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Empieza a ser un estribillo preocupante que nos impone despertar y tomar conciencia, más allá de los cantos de sirena con que ciertos políticos pretenden distraer, traspapelar, entretener y jalear. El estribillo de marras es que nos vamos a tener que situar de una manera diferente con lo que está por llegar y lo que ya tenemos dentro de nuestro escenario social. No es un vaticinio malagüero de quien quiere estropear la fiesta, sino un análisis serio y una constatación terca de lo que ya se está dando y lo que nos tememos que será peor según pasen los meses que se van allegando.
Instituciones beneméritas que están al servicio desinteresado de los que más necesidad tienen, han lanzado ya sus alarmas y no pinta bien la tormenta que se avecina, además del destrozo económico y social que ya va haciendo estragos en las personas más vulnerables, en las familias más desprotegidas, en quienes llegaron a España huyendo de sus infiernos bélicos y de sus gobiernos populistas de conocidas siglas con sus sucursales gemelas entre nosotros, que viven del cuento y en el reino de su Jauja.
Cáritas nos lo dice según acoge a un número desorbitado de personas y familias que no eran habituales en la cola de la tristeza que llama a sus puertas. Pero igual pueden decir nuestras Cocinas Económicas de Oviedo y Gijón y en tantos lugares de España. El mismo Banco de Alimentos ha hecho una angustiosa llamada también ante la dificultad de desabastecimiento con el que no logran ni mínimamente llegar a encauzar su creciente demanda en ese mundo de la precariedad más básica.
Ahí andan “algunos políticos” y sus terminales mediáticas jugando a la pasarela, haciéndose series televisivas, maquillando con truco la realidad diciendo que todo está en orden y que aquí no pasa nada, como si solamente importase la décima arriba o décima abajo (que supongo que será mucho más) en el penúltimo sondeo de las encuestas semanales para ver si peligra la poltrona asegurada, las prebendas a tutiplén, las nóminas vitalicias, mientras esos “algunos políticos” van emparedados de escoltas usando con abuso sangrante los medios de transporte oficiales que no deberían usar en tantas ocasiones como los utilizan para sus cosas.
Me conmueve cómo ante este panorama, haya gente que desde su responsabilidad, desde sus profesiones laborales, desde su lugar en la sociedad y en la Iglesia, tengan la lucidez para hacer un análisis sereno de cómo está el asunto que nos ocupa, cómo podría encontrarse una puerta de salida a este túnel oscuro, mientras se intenta inyectar ánimo y esperanza a tantas personas y a tantas familias.
Las puertas de Cáritas, las mesas de las Cocinas Económicas, los hangares del Banco de Alimentos, son los que frecuentan nuestros pobres porque saben que allí sus rostros no son difuminados, aunque tengan las arrugas y los rictus de dolor; estos pobres no son anónimos ni tienen que exhibir credenciales de carnet de partido, de sindicato, ni partidas de sacramentos. Son personas y familias, son prófugos y refugiados, vienen de donde vienen trayendo en sus penas y sus espaldas tan amargo descargo. Pero saben a qué aldaba llaman. No se los echa, ni se los humilla, ni se les pide que den algo a cambio.
Estoy convencido que hay otros muchos políticos que son honestos en sus propuestas y en sus recursos apuntando caminos creíbles para la esperanza de nuestros pueblos, y sindicatos que están comprometiendo a fondo su esfuerzo en la defensa de los trabajadores que las empresas devoradoras usan y tiran sin piedad, así como hay una solidaridad humana y cristiana que son motivo de consuelo y cauce de solución para tantas personas. Es el contrapunto de la verdadera política y de la falsa, de la auténtica caridad frente a la engañifa que nos astilla y desencanta.
+ Jesús Sanz Montes
Arzobispo de Oviedo