Carta del obispo de Astorga: «Uno para todos y todos para Él»
Ante la Jornada de la Infancia Misionera, que la Iglesia celebra este domingo, Jesús Fernández recuerda que, desgraciadamente, el plan de Dios avanza con dificultad y lentitud
Madrid - Publicado el
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Esta frase inspirada en otra de una famosa novela de Alejandro Dumas constituye el lema para la Jornada 2023 en España de la Infancia Misionera que tendrá lugar el próximo 15 de enero. En esta ocasión, la Obra Pontificia de la Infancia Misionera quiere que centremos nuestra atención en un tema nuclear: la unidad de los creyentes en Jesucristo.
Acabamos de celebrar la Navidad con un mensaje claro y decisivo: al encarnarse, Dios nos ha hecho hijos suyos y hermano, miembros de la misma familia: la Iglesia. Con su nacimiento y muerte en cruz, ha derribado el muro que nos separaba: el odio. Por su parte, el Espíritu Santo nos ha enriquecido con toda clase de bienes y carismas; son dones entregados para el enriquecimiento mutuo y para el servicio al Pueblo de Dios y al mundo entero, no para la autoafirmación personal y el empoderamiento frente a los otros.
Desgraciadamente, sin embargo, el plan de Dios avanza con dificultad y lentitud. Estamos atravesando un momento en que se acrecientan los recelos, las enemistades, las divisiones. No es sólo la guerra de Ucrania, se desarrollan otras muchas a lo largo y ancho del planeta. La violencia contra las mujeres, los abusos frente a los niños, la injusticia, la discriminación religiosa especialmente contra los cristianos, son otros tantos frentes que nos resultan vergonzantes.
Esta división también afecta a la Iglesia y a los cristianos. Al mismo tiempo que la denunciaba, nos invitaba a superarla el Papa Francisco hace casi dos años: «Hoy, si escuchamos al Espíritu, no nos centraremos en conservadores y progresistas, tradicionalistas e innovadores, derecha e izquierda. Si estos son los criterios, quiere decir que en la Iglesia se olvida el Espíritu. El Paráclito impulsa a la unidad, a la concordia, a la armonía en la diversidad. Nos hace ver como partes del mismo cuerpo, hermanos y hermanas entre nosotros. ¡Busquemos el todo! El enemigo quiere que la diversidad se transforme en oposición, y por eso la convierte en ideologías. Hay que decir "no" a las ideologías y "sí" al todo» (Homilía Pentecostés, 23.V.2021).
Con su encarnación, el Señor no sólo nos ha hecho familia en comunión, sino también partícipes de su misión evangelizadora: “Id, pues, y haced discípulos…” (Mt 28, 19), les dijo a sus discípulos y nos repite hoy a nosotros. Si la comunión es una nota esencial que define a la Iglesia, también la misión le es connatural. Los discípulos misioneros del que se entrega por todos –“uno para todos”- deberíamos entregarnos todos juntos a la misión: “todos para él”. Esa sería la mejor lección que les podríamos dejar a los más pequeños.
Invitados por el Papa Francisco, nos empeñamos en configurar una Iglesia sinodal, donde cada uno, desde su vocación personal, con sus talentos y también con sus deficiencias, se pone al servicio de la misión. Cada uno bate el remo correspondiente de la barca; no hacerlo significa más esfuerzo para los demás y un más que probable desvío en la dirección hacia la meta que perseguimos. En esta barca, hasta los niños tienen su espacio.
Esto es lo que nos recuerda la Jornada de la Infancia Misionera 2022, una de las cuatro instituciones de las Obras Misionales Pontificias (OMP) que forman en la misión y comparten las aportaciones de niños y mayores para ayudar a los misioneros en su trabajo con los niños. Gracias a esta ayuda, más de cuatro millones de ellos, en ciento veinte países de misión, pueden acceder a la educación, cuidar la salud y conocer a Jesucristo. Concretamente, nuestro país ocupa el primer lugar en el ranking de la ayuda que, el año pasado, ascendió a más de dos millones ciento cuarenta mil euros y benefició a niños de treinta y cuatro países. Que Dios os bendiga.
+ Jesús Fernández González
Obispo de Astorga