Carta del obispo de Ciudad Real: «Las convivencias para matrimonios»
Gerardo Melgar anuncia que la diócesis retoma la celebración de esta iniciativa, paralizada por la pandemia, y que tendrá lugar durante la Cuaresma
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Tras dos años de pandemia, en los que tuvimos que suprimir estas convivencias para matrimonios, este año volvemos a celebrarlos en esta Cuaresma.
Todos los años, estas convivencias han tenido una acogida estupenda, con una participación todos los años de entre 200 y 300 matrimonios.
Este curso tendremos tres tandas, en tres domingos de Cuaresma: la primera, el domingo 26 de febrero y primer domingo de Cuaresma; la segunda, el domingo 12 de marzo, tercer domingo de Cuaresma, y la tercera el domingo 26 de marzo, quinto domingo de Cuaresma.
Las tres convivencias la tendremos en el Seminario Diocesano porque es donde más facilidad encontramos para todo: tanto para la comida, como la guardería, el salón donde hacerlas y el aparcamiento de los coches.
La primera, el 26 de febrero, estaría destinada preferentemente para los arciprestazgos de Ciudad Real, arciprestazgo de Calatrava y arciprestazgo de Puertollano-Valle de Alcudia.
La segunda, el 12 de marzo, arciprestazgos de Mancha Este y Mancha Norte.
La tercera, el día 26 de marzo, arciprestazgos de Campo de Montiel, Mancha sur y Comarca de Almadén.
Si a algún matrimonio le viene mejor una fecha concreta, aunque no sea la señalada para su arciprestazgo, puede igualmente venir en esa fecha sin ningún problema.
A todos os quiero decir, por experiencia de años anteriores, que el que prueba, repite, porque realmente les viene estupendamente para centrar mucho más su vida como matrimonio y como familia y salen encantados de haber participado.
La convivencia siempre tiene dos partes: la mañana, que está específicamente dedicada a la fe y al cultivo de la misma, facilitando el encuentro con Jesucristo a través de la oración y a ponerse en paz con el Señor y los hermanos por medio del sacramento del perdón. La tarde está totalmente dedicada al encuentro entre el esposo y la esposa para revisar pausadamente su matrimonio, qué es lo que están necesitando y, sobre todo, qué van consiguiendo y dónde tendrían que poner mayor esfuerzo y hacer hincapié para sentirse más a gusto y realizados ambos en el matrimonio y en la familia que han formado.
Es una tarde de diálogo entre los dos esposos. Diálogo al que se ayuda por medio de las pistas de reflexión, pero solo hablarán entre ellos y solo ellos. Desde lo que van descubriendo van a hacer un pequeño proyecto a conseguir en adelante.
La convivencia supone para los matrimonios que participan una auténtica renovación personal, matrimonial, familiar y religiosa.
Los que tienen niños pequeños saben que dispondremos de guardería, que cuidarán de ellos en el mismo lugar donde se realiza el encuentro. Mientras los padres aprovechan en lo propio para ellos de la convivencia, los niños están cuidados y entretenidos en otros espacios.
A las dos de la tarde tenemos la comida, en la que están también los niños, lo mismo que en la eucaristía, que es el acto final y broche de oro de la convivencia. La celebramos con la presencia y participación de todos, padres e hijos.
Desde aquí os hago una invitación personal y llena de cariño a que, aquellos que no habéis probado, lo hagáis este año, seguro que en los venideros no tengo que animaros porque vosotros mismos lo estaréis esperando por lo bien que os viene y lo mucho que os ayuda en todos los sentidos: humano, religioso, matrimonial y familiar. Es una forma muy importante de renovar todos estos aspectos y salir un poco como nuevos, con nuevas fuerzas e ilusiones renovadas para poner, cada uno de su parte, todo lo mejor para ser feliz en el matrimonio y hacer feliz también a la otra persona con quien vive su vida matrimonial y familiar.
La convivencia quiere ayudaros a conseguir todo eso tan necesario para vuestra convivencia matrimonial y familiar. Por eso, yo os espero. Espero que hagáis un año la prueba y participéis con otros matrimonios que tienen experiencia de otros años y, con ellos, podáis también compartir vuestra experiencia, vuestra fe y vuestras dificultades para sentiros robustecidos y seguir buscando vuestra felicidad, juntos, como esposos y como familia.
Os espero, apuntaros en vuestras parroquias y que los párrocos envíen las inscripciones a la delegación; o directamente en la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar. Tanto en las parroquias como en la delegación os entregarán el tríptico de la convivencia en el que viene la hora de comienzo, lo que hay que pagar por pareja por la comida, la hora de terminar, etc. Los niños no pagan nada por la comida.
Interesaos por la convivencia y tanto en las parroquias como en la delegación os informarán de todo. Un saludo para todos los matrimonios. Hasta el día que vengáis a la convivencia.
+ Gerardo Melgar Viciosa
Obispo de Ciudad Real