Carta del obispo de Coria-Cáceres: «El ecumenismo no es opcional»
Jesús Pulido nos invita a unirnos a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, porque es mucho lo que nos jugamos en la búsqueda constante de la unidad
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Del 18 al 25 de enero, celebramos el Octavario de oración por la unidad de los cristianos. Al pedir la unidad al Señor reconocemos que, a causa de nuestro pecado, no podemos alcanzarla por nuestras propias fuerzas, y que necesitamos su gracia. Así como el diablo es el que siembra cizaña y división, Dios es siempre principio de comunión y de unidad entre las personas y en la creación. La unidad de todos los hombres, como la paz, no la puede dar el mundo: es un don de lo alto, que solo alcanzaremos plenamente en el cielo. En esta vida estamos siempre en camino y avanzamos contado con el Señor.
Como cristianos, es mucho lo que nos jugamos en la búsqueda constante de la unidad: si no somos signo visible en el camino de la unidad, nuestros esfuerzos misioneros están destinados al fracaso. Fue el mismo Señor Jesucristo quien puso en relación la misión con la unión cuando dijo: “Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17, 21). La evangelización y el diálogo ecuménico e interreligioso no se oponen, sino que se implican mutuamente. Pastorear al rebaño, reunir a las ovejas, no se refiere solo a salir en la búsqueda de los que no creen, de los que están descarriados, sino también traer a los que están en otro redil (cf. Jn 10,16: “Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor”). Para ello es necesario reparar las heridas internas que nos separan y comenzar a caminar juntos.
El ecumenismo no es algo opcional para la Iglesia, sino un deber inexcusable que nace de su misma misión evangelizadora. No sería creíble que abramos las puertas, que ensanchemos la “tienda”, para los de lejos a los que no vemos y se la cerremos a los hermanos, a los bautizados de otras Iglesias y confesiones cristianas.Este compromiso ecuménico está presente en todas las áreas de la pastoral y en la formación cristiana. Y se visibiliza especialmente esta semana de oración por la unidad de los cristianos. Organizaremos actividades más específicas – conferencias, encuentros de oración, charlas...-, a las que estamos invitados a unirnos todos. Nuestra diócesis tiene, gracias a Dios, una larga trayectoria en este campo. El día 18 de enero tuvo lugar la presentación del libro “Construyendo puentes”, de la Delegación de Relaciones Interconfesionales, en el que se detallan las acciones realizadas en este siglo XXI en Coria-Cáceres. Este domingo, día 22, en la iglesia de Santo Domingo de Cáceres tendremos una oración ecuménica junto con un pastor de la Iglesia ortodoxa. No se trata solo de rezar por los hermanos separados sino también de rezar con ellos.
Como cada año, el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias nos proponen unos materiales para rezar estos días todos los cristianos con una misma intención. Este año el lema está tomado del profeta Isaías: “Haz el bien; busca la justicia” (Is 1,17). No puede haber unidad sin justicia y sin querernos bien unos a otros. Obrar la justicia implica tratar con respeto a todas las personas. Y desgraciadamente no siempre ha sido asi? a lo largo de la historia. Se han cometido injusticias por la raza, el sexo, la condición social... Y también por la religión ha habido violencia, conflictos e incluso guerras. Para alcanzar la unidad, es necesario el reconocimiento del pecado, la sanación de las heridas y la reconciliacián de las personas. La unidad de los cristianos está llamada a ser signo y anticipo de la reconciliación futura de todos los pueblos y de la creación entera.
El camino del ecumenismo compromete a todos en la Iglesia. No consiste solo en rezar: se trata de compartir nuestra vida con otros cristianos, de emprender juntos proyectos comunes de caridad y de comprometernos por la paz, de dar testimonio en común, con la palabra y con las obras, de nuestra fe cristiana en medio de esta sociedad tantas veces descreída. Con este ecumenismo de la caridad, espiritual y misionero estamos en camino hacia la unidad que el Señor desea para su Iglesia.
Con mi bendición