Este es el papel tan importante que tuvo San José en Navidad
En Religión COPE te contamos la historia de San José, uno de los personajes más importantes de la Navidad
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¿Te imaginas que tu prometida viene y te dice que se ha quedado embarazada sin que hayáis tenido relaciones? Suena muy fuerte. Y lo es. Imagínate la situación de nuestro protagonista José. María, de la cual está perdidamente enamorado, va y le dice que un ángel le ha dicho que va a concebir al hijo de Dios.
San José puede ser el gran olvidado en estas fechas, pero su papel en la historia del nacimiento de Jesús -de nuestra salvación, que no es poca cosa- es fundamental. Hace veinte siglos, cuando una mujer le era infiel a su marido, asumía unas consecuencias que podían llevarle a la muerte. El adulterio -de la mujer- se pagaba con ser apedreada. Pero gracias al silencio del marido de la Virgen María en un principio, y luego su confianza ciega en Dios, esto no sucedió, y el niño Jesús pudo nacer... y salvarnos a todos.
El silencio de San José
El silencio, nunca mejor dicho. La Biblia no recoge ni una sola palabra que dijera el marido de María, pero aparece mencionado en el Evangelio hasta en siete ocasiones. En primer lugar en la anunciación (Lucas 1:26-38):
"A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. "
El Evangelio sitúa en primer lugar a José como el futuro esposo de la protagonista: la Virgen María. Después, añade que desciende de la estirpe del Rey David, ni más ni menos. Por lo tanto, era un hombre de renombre en Galilea. José aparece posteriormente en la genealogía del Evangelio de San Lucas (Lucas 3:23-38) y en la que hace a su vez San Mateo (Mateo 1:1-16). De esta forma dos evangelistas distintos sitúan en la historia a Jesucristo. Nuestro Dios es parte de ella, nace en un momento concreto, y tenía un padre llamado José.
Después del anuncio
José además era un hombre bueno. Tanto, que a pesar de no entender cómo María había podido quedarse embarazada, decidió no denunciarla y salvarla de una muerte segura (Mateo 1:18-24):
"El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos , resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto."
Pero la historia no termina aquí. Una noche, José en mitad de un sueño, recibe la visita de un ángel que le anima, no sólo a no repudiarla, sino a contribuir a realizar lo que Dios pedía a esa futura familia (Mateo 1:18-24):
"Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor, que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo."
Después de esto José toma las riendas, acepta a María, confía y será el padre que Dios necesitaba para su hijo. Un padre bueno, que no quiso nunca un mal a María y que, después, acepta su responsabilidad heroicamente. Primero llevando a María embarazada a Belén, buscando un lugar para que pudiera nacer Jesús, y después llevando a su familia a Egipto huyendo del rey Herodes.
La última vez que San José aparece en el Evangelio es cuando el niño Jesús, ya con unos años, se escapa al templo y sus padres tienen que volver a buscarle al cabo de tres días. Nunca dijo una palabra que apareciera en la Biblia. Pero no hizo falta. Ni una sola, para que su entrega valiente y confiada, permitiera que Jesús -Dios hecho hombre- pudiera venir al mundo a salvarnos. A salvarte.