Gerta Cori, conversa católica, primera mujer en recibir el Nobel de Medicina
Gerta Cori obtuvo el Premio Nobel de Medicina en 1947 por sus descubrimientos en el curso de la conversión catalítica del glucógeno
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Gerty Cori nació en Praga en el año 1896 y fue la primera mujer galardonada con un Premio Nobel de Medicina en la historia. Pese a los problemas que tenían las mujeres de su época, no ocultó su pasión por la ciencia y dedicó su vida a ella... y a Dios.
Su nombre completo era Gertrude Theresa Radnitz, y su origen judío fue lo que le llevó a emigrar a Estados Unidos. La persecución religiosa que se produjo en la época de la Alemania nazi convirtió también a Gerty en la primera mujer de EEUU en recibir un Premio Nobel. Y se lo ganó después de mucho esfuerzo para acceder primero a la Universidad, y después a los puestos que le permitían continuar con sus trabajos de investigación.
El 'Ciclo de Cori'
En este proceso, Gerty se convierte al catolicismo y se casa por la Iglesia con Ferdinand Cori, compañero de la Facultad de Medicina. En 1947 recibe el Nobel por sus descubrimientos en el curso de la conversión catalítica del glucógeno. Básicamente, pudo explicar cómo transforma nuestro cuerpo los nutrientes de los alimentos en energía. Actualmente, todos los estudiantes de medicina aprenden el 'Ciclo de Cori' -el apellido de su marido-, es decir, la relación entre el músculo, la sangre y el hígado en la producción de energía.
Después de haber sobrevivido a la persecución judía, a las dificultades para estudiar, a la complicada situación que suponía ser mujer en el ámbito de la ciencia, y a haber ganado un Premio Nobel, Gerty murió tras una larga enfermedad.
Todo un ejemplo para la historia
El científico español Severo Ochoa aseguró que: “Gerty, para todos nosotros, fue un ser humano de una gran profundidad espiritual. Modesta, amable, generosa y cariñosa a un grado superlativo y una amante de la naturaleza y el arte”.
Bernardo Houssay, fisiólogo argentino y Premio Nobel también se deshizo en elogios tras su muerte: “La vida de Gerty Cori fue un noble ejemplo de dedicación a un ideal, el avance de la ciencia y para el beneficio de la humanidad. La encantadora personalidad de Gerty Cori, tan rica en cualidades humanas, se ganó la amistad y la admiración de todos los que tuvieron el privilegio de conocerla. (...) Su nombre está grabado para siempre en los anales de la ciencia y su recuerdo será apreciado por sus muchos amigos mientras estemos vivos”.