La Virgen "de caña de maíz" que ha llamado la atención de la UNESCO

En Zapopan, hasta dos millones de personas han acompañado a esta imagen de la Virgen. México sigue venerando a esta imagen tres siglos después.

Bailarina tradicional indígena ante la Basílica de Zapopan

Pablo Valentín-Gamazo

Publicado el - Actualizado

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Zapopan es una ciudad dentro del estado de Jalisco, en México. Actualmente, cuenta con poco más de un millón de habitantes. Pero tiene una virgen que concentra a millones de personas a su paso cuando sale en romería cada 12 de octubre. Esta procesión de 244 años de historia ha despertado el interés de la UNESCO para poder declararla Patrimonio de la Humanidad.

El organismo especializado de Naciones Unidas para la cultura ha comenzado el lunes el examen a esta tradición mejicana. Las labores van a prolongarse hasta el próximo 1 de diciembre. El objetivo será que la Virgen de Zapopan pueda ser la tradición número 400 que ampare la UNESCO.

Indígenas, penitentes y mariachis, los nazarenos de la Virgen de Zapopan

Hoy es 12 de octubre de 2018. En solo un día han llegado a Zapopan dos millones de personas. Hoy, Zapopan se prepara para uno de sus días grandes. Como en la Semana Santa española, los ciudadanos engalanan a su Virgen y se preparan para acompañarla. En su caso, los mejicanos llevan a cabo una peregrinación de casi 10 kilómetros junto a la imagen. Van a salir de la basílica de la ciudad para llegar a la Catedral Metropolitana de Guadalajara, y vuelta a casa.

Ellos también se visten para la ocasión. Hay músicos de viento, de percusión, sacerdotes y muchos fieles. Algunos de ellos van descalzos. Es su modo de ofrecer un pequeño sufrimiento a la Virgen. Otros, peregrinan para darle gracias por algo que les ha concedido, en nombre de un familiar que no puede o no está, o para pedirle un nuevo favor.

Junto al ambiente festivo y de recogimiento, la comitiva se completa con...mariachis y personas vestidas con trajes tradicionales o indígenas. Estos últimos pueden llegar a ser varias decenas de miles. El último año, según el alcalde, Pablo Lemus, fueron hasta 35.000 los danzantes.

Cada participante en esta comitiva, aparentemente tan ecléctica, hace que sea única. No se trata de una mera intención de añadir colorido a una procesión. La finalidad es hacer honor a lo que esta Virgen significa.

Ese recorrido es el cúlmen a las salidas de la Virgen de Zapopan. Durante los tres o cuatro meses anteriores, también se encuentra de paso por distintas iglesias de Guadalajara, México. Así la sacaban sus antepasados hace tres siglos cuando recibieron el azote de la peste. En el siglo XXI, la Señora sigue recibiendo este homenaje, una pequeña parte de su legado para las gentes de Zapopan.

El fraile que paró a un ejército con una imagen de la Virgen

Son mediados de diciembre en una México que todavía no es. Es el año 1541. El imperio español continúa colonizando el Nuevo Mundo. La expansión imperial se ve amenazada por el estallido de la Guerra del Mixtón. Varias tribus indígenas se rebelan contra los españoles y han levantado un ejército para destruirlos de más de cien mil efectivos.

Treinta años tenía ya Antonio de Segovia cuando había estallado el conflicto. En 1941, el religioso franciscano llevaba más de diez años en suelo mexicano. Llegado desde España, había trabajado en la evangelización de pueblos indígenas junto a sus hermanos de orden. Había aprendido a tallar imágenes religiosas con caña de maíz. Siempre iba descalzo.

Según la tradición, se dice que fray Antonio les mostró una imagen de la Virgen. Estaba hecha con caña de maíz, el mismo material con el que los indios elaboraban las representaciones de sus dioses. Se cuenta que les donó la talla y logró pacificar a los beligerantes. Los indios de Zapopan le construyeron un altar, en el que reinó la Virgen, por encima de otros ídolos que lo poblaban antes.

Cuando había una catástrofe o una epidemia, además de “Pacificadora” de conflictos, la sacaban a la calle para que intercediera y los liberara de la penuria. Así paso a ser también “Patrona Contra las Catástrofes”. Esa es su vocación de viajera, el motivo por el que hoy se la saca en procesión meses antes del 12 de octubre.

Su pasado relacionado con los indígenas explica este presente marcado por el sincretismo. Esto es, la combinación de las culturas previas a la evangelización con las posteriores. Por tanto, los “indígenas” que la recibieron hace siglos la acompañan, de algún modo, hoy.

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