Fondo Nueva Evangelización ayuda a los catequistas en Burkina Faso
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Eugenio Jover es un misionero de los Padres Blancos que se encuentra en África. De origen vallisoletano, desde hace 44 años desarrolla su labor evangelizadora en Burkina Faso. Actualmente está en la parroquia de Arbinda (diócesis de Dori), una población muy desértica y pobre, sin apenas cristianos y en plena región del Sahel.
a evangelización depende, por este motivo, de los catequistas que son la piedra angular de las múltiples comunidades cristianas dispersas por el territorio de la parroquia. Ellos son ministros de la Palabra y pastores de la comunidad cristiana del pueblo que se les ha confiado.
La diócesis, además de la formación necesaria para su ministerio, ofrece a los catequistas y sus familias, una vivienda digna. Con una ayuda del Fondo Nueva Evangelización cuenta como se ha construido una nueva casa de cemento y tejado de chapas en Pelehote, que fue bendecida por el obispo en diciembre 2017 y otra nueva de adobe y tejado de chapas en Basniere.
Además de los recursos de la financiación ofrecida por el Fondo Nueva Evangelización la colaboración de las comunidades cristianas de los pueblos beneficiarios de las ayudas ha sido esencial: donación del terreno, transporte gratuito de los ladrillos, colaboración en metálico para disminuir los gastos, materiales de construcción (arena, gravilla, piedras, agua) y mucha abnegación por parte de los agentes pastorales para poder seguir estas construcciones.
La construcción de dos casas nuevas hay que hacerla con precaución ya que supone invertir mucho dinero en un proyecto donde se desconoce si la comunidad cristiana va a prosperar o no, a causa de los ataques islamistas, lo que ha provocado la dispersión de algunas comunidades por el miedo instaurado. De hecho en Basniere el catequista y su mujer han sido secuestrados aunque se espera que sean devueltos sanos y salvos.
Al mismo tiempo los fondos enviados por el Fondo Nueva Evangelización han sido determinantes para pagar reparaciones inevitables en otras casas de catequistas ya construidas. Hasta 7 pueblos distintos se han beneficiado de esta ayuda para la casa del catequista. Por ejemplo, con puertas de entrada en el patio, en lugar de una carreta atravesada como cerramiento (Gaseliki); con chapas metálicas para el tejado, allí donde estaban rotas y dejaban pasar la lluvia (Bukuma); enluciendo los muros de la casa de Kelbo; o excavación de una zanja para instalar una letrina y colocación de un techo en Belhore, etc.
Por ahora, las mejoras en la construcción de esas dos casas ha permitido que se puedan instalar dignamente dos familias en dificultades. Nos referimos a la familia del catequista de Pelehote, con 8 niños, que malvivía en una vieja casa de adobe que amenazaba con caerse cada vez que llovía. Y la familia del catequista de Basniere, al disponer der un alojamiento decente para los 7 hijos y el matrimonio, ya que tuvieron que abandonar el pueblo en el que residían por diversos problemas y fueron enviados a otro pueblo donde no había catequista y por tanto tampoco vivienda. Confiamos en que la difícil situación que atraviesa el catequista y su mujer, ahora secuestrados por terroristas, se resuelva rápida y felizmente.
Los arreglos de casas de catequistas efectuados gracias a los apoyos a este proyecto, han sido también una excelente ayuda a la pastoral, pues las preocupaciones de una persona que no dispone de lo esencial en su vivienda no permiten centrarse en realizar bien su trabajo, teniendo que dedicar sus esfuerzos en hacer una letrina (pueblo de Belhore) o conseguir una puerta (casa del pueblo de Taabramba) o levantar un muro que proteja la vivienda en una zona con tanta inseguridad (casa de Beebo).
El resultado inmediato ha sido el de resolver el problema de alojamiento de dos familias numerosas de catequistas. Pero el resultado a largo plazo ha sido el de mejorar la imagen del catequista, ahora mucho más digna de la que tenía antes, pues un catequista en una casa en ruinas, pocas vocaciones de catequista puede despertar entre los jóvenes y un catequista sin casa, prácticamente, poca confianza en la Iglesia Católica puede generar en la gente del pueblo que le rodea.