Luis Manuel Romero: "La misión del laico está principalmente en el mundo"
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
El sacerdote Luis Manuel Romero Sánchez es el director del Secretariado de la Comisión de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal. Ha visitado Málaga para participar en el Encuentro Diocesano de Apostolado Seglar, en el que impartió la ponencia central del lunes 3 de junio.
"Laicado en acción" es la invitación que nos hace el Papa ¿Es que no estamos ya en acción? ¿Qué nos falta?
Es cierto que no partimos de cero, sino que ya hay un camino recorrido y una reflexión sobre el tema del laicado a nivel de Iglesia universal, nacional o local. De un modo especial, a partir del Concilio Vaticano II, en el que se ha subrayado una eclesiología de comunión y que la Iglesia es el pueblo de Dios, se han ido dando pasos hacia la concepción de un laicado más corresponsable a nivel eclesial y más comprometido en el mundo. Pero somos conscientes de que el laicado, en esta nueva época, en una sociedad cada vez más secularizada, está llamado a una mayor presencia y testimonio en la vida pública. Pienso que, en estos momentos, hay que potenciar más la dimensión socio-política de la fe y se necesitan laicos en acción, "en salida".
"Entra, celebra tu fe y sal al mundo" es el lema del cartel del Encuentro. ¿Qué le sugiere?
Son tres actitudes o dimensiones que debemos tener muy presentes como cristianos bautizados, también los laicos. El primer paso es "entrar". Hay que entrar en el misterio trinitario, en el encuentro con el Señor resucitado y sentir que Él nos ama, que es el único que puede dar sentido a nuestras vidas y hacernos plenamente felices. Y esto lo experimentamos también entrando en la Iglesia, sintiendo su acogida maternal. Por eso la Iglesia tiene que ser un lugar de encuentro, de hospitalidad y no ser concebida como una aduana.
¿Y después de entrar?
Entramos en la Iglesia para celebrar nuestra fe, para festejar en comunidad y fraternidad que creemos en Jesucristo resucitado, para compartir la alegría de nuestra fe. No somos cristianos por libre, sino dentro de la Iglesia, donde hemos recibido la fe y la celebramos cada domingo, especialmente en el sacramento de la Eucaristía. Y si hemos descubierto que entrando en Cristo, en la Iglesia y celebrando la fe, junto a los hermanos, somos felices, se trata de que vayamos al mundo a comunicarlo, de que seamos sal. Nuestra misión es que todas las personas conozcan la buena noticia del Evangelio de Jesús, anunciar "a tiempo y a destiempo", que Dios nos ama y desea que seamos felices.
Hay quien piensa que, con la cantidad de tareas que hay que hacer dentro de la Iglesia, ¿cómo vamos a implicarnos en las AMPAS, los partidos políticos, los sindicatos, las asociaciones de vecinos…? ¿Cómo conjugarlos?
Ambos aspectos son importantes. El laico tiene que estar en tareas intraeclesiales, porque ahí también es muy importante el papel que está llamado a ejercer, en lo que concierne a la comunión y a la corresponsabilidad. Se necesitan laicos formados en la catequesis, en la liturgia, en Cáritas, en las hermandades y cofradías? Pero la misión del laico se encuentra principalmente en el mundo, en los ambientes (familia, política, economía, trabajo?), porque si no el laico caería en la tentación del clericalismo, que tanto critica el papa Francisco, y que no es algo solo propio de los sacerdotes. Pienso que el laico tiene que mantener ese equilibrio entre el compromiso intraeclesial y el compromiso en la vida pública.
(Encarni Llamas Fortes, Diócesis de Málaga)