Mons. Luis Argüello: "La Iglesia no quiere que esté a su nombre nada que no sea suyo"
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Palabras del secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons. Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid, en relación al informe sobre inmatriculaciones, sobre el que ha tratado hoy el Consejo de Ministros del Gobierno.
"Nos agrada el reconocimiento que han hecho en el propio informe de que la Iglesia ha seguido la legalidad en la realización de este criterio inmatriculador", ha señalado el secretario general de la Conferencia, que a su vez ha recordado como estos bienes de la Iglesia "están al servicio del bien común a través de las actividades propias de la comunidad cristiana".
Declaraciones de la Conferencia Episcopal sobre las inmatriculaciones
Esta mañana el Consejo de Ministros ha hecho público el informe sobre las inmatriculaciones de la Iglesia. Un conjunto de 35.000 inmuebles que las casi 40.000 instituciones de la Iglesia que podrían haber inmatriculado han realizado en el período previsto por la legislación vigente. Nos agrada del reconocimiento que han hecho en el propio informe de que la Iglesia ha seguido la legalidad en la realización de este criterio inmatriculador.
Es verdad que además existían dos años después de cada acto inmatriculador para que personas con mejor derecho o instituciones pudieran reclamar la titularidad de esos bienes. En todo caso, la Iglesia no quiere que esté a su nombre nada que no sea suyo, por eso si alguien viniese con mejor derecho y que pudiera revisar la inmatriculación realizada, cada institución de la Iglesia que haya inmatriculado, está dispuesta a hacer esa revisión si el derecho lo permite y las exigencias de la legalidad nos lo pide.
Los bienes de la Iglesia al servicio del bien común
También queremos recordar cómo estos bienes de la Iglesia están al servicio del bien común a través de las actividades propias de la comunidad cristiana: en la liturgia, en la catequesis, en la caridad, y que muchos de ellos tienen también un extraordinario valor histórico, artístico y cultural que también desde los pequeños pueblos están al servicio de la sociedad para poder visitar, para poder realizar actividades que pongan en valor esta capacidad cultural y artística que nuestros bienes tienen.
Por eso, como no, seguimos haciendo un llamamiento a la colaboración entre la Iglesia, la sociedad y las administraciones públicas para que el mantenimiento de estos bienes y al mismo tiempo, para que su uso, el propio de los mismos en la liturgia, en la acción de la Iglesia y el que pueda realizarse para el bien común, social, artístico y cultural pueda seguir realizándose.