El mensaje de los 51 Mártires de Barbastro antes de ser asesinados por su fe durante la Guerra Civil

El Papa Juan Pablo II beatificó a los 51 mártires claretianos de Barbastro el 25 de octubre de 1992, calificando al grupo como Seminario Mártir

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Redacción Religión

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Hoy, 13 de agosto, se celebra la memoria litúrgica de los Beatos Felipe de Jesús Munárriz, presbítero, y compañeros mártires claretianos. Son 51 los Misioneros Claretianos Mártires de Barbastro (Huesca), que fueron asesinados por su fe en la sangrienta persecución religiosa de España en 1936. Estuvieron presos en el Colegio San Lorenzo de las Escuelas Pías, de donde se fueron realizando diversas sacas para su ejecución entre el 2 y el 18 de agosto de 1936.

Felipe de Jesús se encontraba dirigiendo la casa de Barbastro cuando estalló la guerra civil. En 1936, junto a los miembros de la comunidad, en su mayoría jóvenes en formación, fueron arrestados por su condición de religiosos. El superior fue separado del grupo y llevado a la cárcel del pueblo. El 2 de agosto de ese mismo año fue fusilado en el cementerio.

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La historia de los Mártires de Barbastro

El día 20 de julio un grupo revolucionario de milicianos asaltaba el Seminario de Misioneros Claretianos, que estaba formado por 9 sacerdotes, 12 hermanos coadjutores y 39 seminaristas próximos a ordenarse de sacerdotes. Los anarquistas querían practicar un registro buscando armas y, a pesar de no encontrar ninguna, todos ellos fueron encarcelados. Para vencer la constancia de los misioneros jóvenes, separaron de ellos a los superiores, que fueron los primeros en padecer el martirio. El 2 de agosto, a las dos de la mañana, se llevaron a cabo dos sacas de veinte presos cada una. Los fusilaron en el cementerio de Barbastro. Entre los ejecutados estaban los tres misioneros Padre Felipe Munárriz, Díez y Leoncio Pérez, que animaban a los otros sacerdotes a alcanzar la palma del martirio. Murieron al grito de «¡Viva Cristo Rey!».

Y los jóvenes, de menos de 25 años la mayoría, fueron encerrados en el Colegio de los Escolapios, en condiciones infrahumanas de carencia de la más mínima sanidad en un caluroso mes de agosto. Allí se prepararon al martirio en un ambiente de oración, profundo sentido comunitario y aceptación gozosa del don del martirio y de perdón de sus asesinos. Los grupos más numerosos fueron fusilados los días 13 y 14 de agosto.

El Papa Juan Pablo II beatificó a los 51 mártires claretianos de Barbastro el 25 de octubre de 1992, calificando al grupo como Seminario Mártir. Sus restos se conservan con veneración en la cripta de la iglesia del Corazón de María de Barbastro y el Museo adjunto habla elocuentemente de su heroicidad impresionando a los visitantes con el testimonio de su fe hasta derramar la sangre tan heroicamente.

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Las palabras de San Juan Pablo II

Estas fueron algunas palabras de la homilía del Papa Juan Pablo II el día de la beatificación: “Estos mártires expresaban su firme decisión de dedicarse al ministerio sacerdotal en los siguientes términos: «Ya que no podemos ejercer el sagrado ministerio en la tierra, trabajando por la conversión de los pecadores, haremos como Santa Teresita: pasaremos nuestro cielo haciendo bien en la tierra».

"Todos los testimonios recibidos nos permiten afirmar que estos Claretianos murieron por ser discípulos de Cristo, por no querer renegar de su fe y de sus votos religiosos. Por eso, con su sangre derramada nos animan a todos a vivir y morir por la Palabra de Dios que hemos sido llamados a anunciar"

"Los mártires de Barbastro, siguiendo a su fundador San Antonio María Claret, que también sufrió un atentado en su vida, sentían el mismo deseo de derramar la sangre por amor de Jesús y de María, expresada con esta exclamación tantas veces cantada: «Por ti, mi Reina, la sangre dar». El mismo Santo había trazado un programa de vida para sus religiosos: «Un hijo del Corazón Inmaculado de María es un hombre que arde en caridad y que abrasa por donde pasa; que desea eficazmente y procura, por todos los medios, encender a todo el mundo en el fuego del divino amor».