La Iglesia, en contra de la pena de muerte: Francisco, tras los pasos de San Juan Pablo II

Francisco modificó el Catecismo sobre la pena de muerte, rechazándola por completo. Puso punto y final a un mensaje de condena ya presente en la Iglesia.

La Iglesia, en contra de la pena de muerte: Francisco, tras los pasos de San Juan Pablo II

Pablo Valentín-Gamazo

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La Iglesia está viva y está a favor de la vida y la dignidad de las personas. Esta realidad ha estado presente en la Tradición, Escrituras y Magisterio de la Iglesia hasta nuestros días. Por lo tanto, se encuentra en contra de la pena de muerte. Sin embargo, uno de los episodios más llamativos del verano fue el anuncio del Papa Francisco de la modificación del texto del Catecismo sobre la pena de muerte.

Esta noticia llegó a través de un documento firmado por el cardenal Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En él se reconoce la continuidad con la línea del Magisterio que inició Juan Pablo II y que nace de las Escrituras. El punto concreto que se ha cambiado es el número 2.267. Antes de la intervención de Francisco, el texto del Catecismo no excluía la pena de muerte. La razón era que se contemplaba como único y último recurso para salvar la vida de los inocentes del agresor. Este punto también quería aclarar la preferencia de la Iglesia de cualquier otro medio no cruento antes que la pena de muerte.

La reelaboración de este artículo reafirma la dignidad de la persona más allá del crimen que haya cometido. Junto con esa afirmación, se recoge también el rechazo expreso a esta práctica. “La pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona”, subrayó Francisco en su discurso por el 25º aniversario de la promulgación del Catecismo. El objetivo que defendió Francisco es una mayor atención a la enseñanza de la Iglesia sobre este asunto. Además, pidió perdón porque se aplicó en el pasado en los mismos Estados Pontificios.  

En este audio puedes escuchar el texto del punto 2267 con la modificación de Francisco. Si quieres leerlo, puedes hacerlo aquí

Francisco, tras los pasos del Papa San Juan Pablo II y Benedicto XVI

La lucha de la Iglesia contra la pena de muerte hasta su condena definitiva en el Catecismo viene antes de Francisco. Él ha dado el último paso, modificando el texto. Este acto es el final de un camino que comenzaron otras voces en la Iglesia como San Juan Pablo II. Karol Wojtila denunció en varias ocasiones este crimen. Uno de sus mensajes más claros lo publicó en su Encíclica Evangelium Vitae en marzo de 1995.

El capítulo tercero de este texto papal está dedicado al análisis de la pena de muerte a la luz del Evangelio. La postura de la Iglesia en ese contexto parte de su concepción del valor sagrado e inviolable de la vida humana. Junto a esta posición, cita el texto la repetición y presencia en la Tradición de la Iglesia del mandamiento “No matarás”.

Es decir, desde antes de 1995 la Iglesia compartía el deseo de la sociedad civil de limitar casi hasta el extremo, y acabar aboliendo, con Francisco, la pena de muerte. En su punto 56 del Capítulo III, la Iglesia reconoce el deber de las autoridades de velar por la reparación de los crímenes a través de la imposición de penas para la expiación de la culpa. Hace lo propio con el deber del Estado de velar por la seguridad y el bien común de las personas.

“La decisión deliberada de privar a un ser humano inocente de su vida es siempre mala desde el punto de vista moral y nunca puede ser lícita ni como fin, ni como medio para un fin bueno”, se lee en el siguiente punto. En la condena que reflejaba San Juan Pablo II también se recogía su significado. “En efecto, es una desobediencia grave a la ley moral, más aún, a Dios mismo, su autor y garante; y contradice las virtudes fundamentales de la justicia y de la caridad”.

San Juan Pablo II escribía sobre las diversas formas de pena de muerte, no sólo la prescrita por la corte penal, cambiada por Francisco. El aborto y la eutanasia también figuran entre las llamadas de atención del Pontífice polaco.

El Papa Benedicto XVI también continuó con la vía de su antecesor y del pensamiento de la Iglesia. Uno de los momentos en los que Joseph Ratzinger envió su mensaje de condena a esta práctica fue en 2011. En audiencia general con presencia de la Comunidad de San Egidio, Benedicto XVI les agradeció su labor y les animó a que continuaran trabajando por la abolición de la pena de muerte.

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