El presentador Antxon Urrusolo desvela su truco con la sal para mejorar el caldo casero
Si quieres comer sano atento a los consejos que necesitas para hacer de tu caldo un triunfo
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En estos días de invierno no hay nada mejor que una sopa caliente para reconfortar el cuerpo y el alma. Ingredientes sencillos, austeros, pero al mismo tiempo cuidando cada detalle. Los monjes y las monjas cocinan este plato desde hace muchisimo tiempo.
Si quieres comer sano y no defraudar a tus invitados, atento a los consejos que necesitas para hacer de tu caldo un triunfo, para poder aprovecharlo en sopas, cocinados o cocidos.
La sopa de la priora no es una sopa más y en su libro, La cocina del monasterio, el periodista especializado en gastronomía Antxon Urrusolo, cuenta que hace mucho tiempo estas sopas eran ofrecidas gratuitamente por frailes y monjas en los conventos y monasterios a quien golpeara su puerta.
Ingredientes muy simples
Esta receta también se le conoce como "sopa boba", por ser una sopa muy barata y a la que le puedes echar cualquier ingrediente tu tengas en casa: pan viejo, arroz, ajo, cebolla o también la comida del día anterior.
Las sopas que servían en los monasterios eran "pucheros" que ayudaban a los enfermos y a todo aquellos que necesitaban una ayuda en los momentos más complicados.
Son miles las posibilidades de sopas que se pueden hacer: sopa de pollo, de ternera, de puerros, de cebolla, de verduras... Podemos elaborar un caldo con una infinidad de ingredientes, aunque no siempre se puede acertar. Hoy en 'Aleluya' os queremos traer una simple receta de esta sopa caliente. Los ingredientes son muy simples: dos huevos, media cebolla, dos dientes de ajo, un trozo de pan duro, aceite de oliva, una hoja de laurel, agua y sal. Si le queremos añadir algo de carne, nuestra apuesta es la carne de gallina, mejor que la de pollo. Obtendrás un caldo cargado de nutrientes y con mucho más sabor.
En una cazuela se empieza a dorar la cebolla y los ajos picados con el aceite de olivda. Se le agrega el agua, el laurel y la sal y se empieza a hervir.
Echar la sal siempre al final
Cuando entra en ebullición se añade el pan desmigado y los huevos previamente batidos y se sigue hirviendo durante tres minutos. Se deja que repose y ya se puede servir.
Entre los beneficios a los que renuncias por no usar gallina tienes: cantidades ingentes de calcio y magnesio que harán que tus huesos estén fuertes. Una alternativa que además es muy económica. El precio de la carne de gallina es muy accesible para todas las carteras.
El secreto para hacer que esta sopa salga a la perfección es no agregar demasiada sal a la sopa ya que, si tienes entre tus invitados a alguien hipertenso, esto puede causar problemas. Nunca introduzcas la sal mientras cocinas la sopa. Hazlo al final, cuando esté casi listo el caldo. Así conseguirás que se adhiera mejor la sal al plato, y no se “disuelva” ni se “pierda” durante la cocción.
Un delicioso plato de otoño-invierno, en donde se aprovechan óptimamente todos los recursos disponibles.