Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados agradecen a los sanitarios su ayuda: «Fue un regalo del cielo»

Las religiosas que atienden la residencia Santa Teresa de Jesús Jornet han escrito una carta a los profesionales del Hospital La Fe que las han ayudado durante la pandemia

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La congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados ha escrito una carta de despedida a los profesionales sanitarios del Hospital La Fe de Valencia que les han ayudado en la atención a los mayores en la residencia Santa Teresa de Jesús Jornet de Valencia. Les agradecen su «profesionalidad, calidad humana, generosidad y desinterés» y añaden el reconocimiento y gratitud a la Consejería de Sanidad Universal y Salud Pública de la Generalitat Valenciana, informa AVAN.

«Cuando en la primera semana de abril –se explica en la misiva– se produjo en nuestra residencia el primer caso de COVID-19, empezamos a recorrer un largo camino de incertidumbre, dolor y esfuerzo para tratar de atajar el temido virus. […] A pesar de los esfuerzos desplegados, los casos fueron aumentando y siguiendo las directrices de la Consejería, la residencia fue intervenida».

Y continúa: «Nuestro Hogar pertenece al Departamento de Salud de La Fe y podemos decir con toda verdad que esta circunstancia ha sido para nosotras un regalo del cielo. La Unidad de Hospitalización Domiciliaria, cuyo director es el doctor Bernardo Valdivieso, se hizo cargo de la situación con un equipo de excelentes profesionales: médicos, enfermeras y auxiliares».

Las religiosas reconocen «la innegable profesionalidad, el saber hacer y la valía» de todo el equipo, aunque destaca, sobre todo «lo más trascendental en estos momentos de crisis, su calidad humana, generosidad y desinterés a la hora de buscar lo mejor para todos los que vivimos en el hogar».

«Es de admirar que los profesionales de La Fe hayan puesto a disposición de nuestros mayores todos los recursos y facilidades para ser atendidos como ellos se merecen, sin impedimentos por edad o capacidad cognitiva, sino viendo en los ancianos enfermos, personas con la misma dignidad y derechos que cualquiera», añaden.

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«¡Cuántas vidas habrán salvado!»

Además, afirman que siempre han trasladado al Hospital, con la máxima diligencia, «a los que presentaban síntomas preocupantes», y han asistido en la residencia a los casos más leves: «¡Cuántas vidas se habrán salvado por estas intervenciones!».

«Aún en esta situación difícil y angustiosa, Dios no nos deja, y se manifiesta a través de personas excepcionales que, con su profesionalidad, humanidad y dedicación, dan lo mejor de sí mismas en una auténtica vocación de servicio. La gran familia de la residencia Santa Teresa Jornet es ya su familia y nuestra casa es su casa», concluyen.