El Vaticano da ejemplo: prohíbe los plásticos desechables

La ciudad del Vaticano espera poder separar todos los residuos especiales en 2020 y alcanzar a países como España en los niveles de separación de residuos 

El Vaticano da ejemplo: prohíble los plásticos desechables

Alfa y Omega

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En cuanto se agoten los remanentes que todavía quedan en sus tiendas, el Vaticano dejará de vender productos de plástico de un solo uso. Con esta medida, se adelanta a la Unión Europea, que prohibirá su venta a partir de 2021.

Esta decisión está incluida dentro del esfuerzo del Estado más pequeño del mundo para reducir lo más posible los residuos que produce, ha explicado en declaraciones a la agencia de noticias italiana ANSA el responsable del Servicio de Jardinería y Saneamiento Urbano del Vaticano, Rafael Ignacio Tornini.

La labor del equipo de cinco personas que dirige –ha afirmado Tornini– está dando resultados. Después de la creación de un centro ecológico en 2016 y su reestructuración en 2018, se ha conseguido diferenciar el 98 % de los residuos especiales, en hasta 85 categorías diferentes según la clasificación europea CER. «En 2020, esperamos que el porcentaje de estos residuos que se siga mezclando sea el 0 %».

En cuanto a los residuos urbanos ordinarios, en dos años se ha pasado de separar el 35 % al 55 % de los mismos. "Nuestro objetivo es llevar este porcentaje al 75 %", un nivel en el que la UE ya habla de una gestión de calidad de los residuos. Así, el Vaticano se acercaría a los niveles de los países europeos más concienciados. España, la 6ª en el ranking, recicló en 2018 el 78,8 % de los envases, según Ecoembes.

Compostaje de basura orgánica

Con todo, la decisión de prohibir productos de plástico de un solo uso pretende atajar el problema de la gestión de residuos en su raíz, eliminando del uso los productos que con más facilidad se convierten en residuos.

Otra apuesta en esta línea de reducir los residuos es utilizar la basura orgánica y los restos de poda para elaborar el compost con el que se abonan tanto los jardines vaticanos como los de Castelgandolfo.

Además de las decisiones que se han ido tomando en los últimos años para mejorar la gestión de los residuos, para mejorar en tan poco tiempo los resultados –explica Tornini– ha hecho falta ofrecer formación específica para el personal y una campaña de concienciación destinada a cambiar la mentalidad, «tomándonos en serio la línea del Santo Padre en Laudato si».

Dado el pequeño tamaño y población del Vaticano, por un lado, y el prominente lugar que en él ocupa un lugar tan turístico como la plaza de San Pedro por otro, uno de los principales retos ha sido hacer frente a la basura que producen los turistas que están de paso. «Allí los residuos indiferenciados nos afectaban mucho –reconoce Tornini–. Hemos puesto contenedores específicos para el plástico debajo de la Columnata y funcionan, recogemos unos diez kilos al día».