Se abre el proceso de beatificación del padre Arrupe: un español que vivió la bomba atómica
El padre Arrupe fue además una figura determinante en los años de seminario del propio Papa Francisco
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Compañía General de Jesús ha programado para este martes 5 de febrero en Roma la apertura del proceso de Beatificación del padre español Pedro Arrupe Gondra (1907-1991), 28º superior de esta orden religiosa.
El padre Pascual Cebollada, postulador de la causa del padre Arrupe, ha invitado a todas las comunidades jesuitas a celebrar la Eucaristía ese día dando gracias por la vida de su antiguo superior general, en el 28 aniversario de su muerte. "Toda la Compañía de Jesús estará unida por la oración en el momento de la apertura oficial del proceso de su causa de Beatificación", señalan los jesuitas.
Carismático jesuíta
El padre Arrupe fue general de la Compañía de Jesús entre 1965 y 1981, y fue el primero que renunció al cargo, hasta ese momento vitalicio. Pasó a la historia por su personalidad carismática que le hizo defender con ahínco posiciones liberales y abiertas y la revista estadounidense 'Time' le dedicó una portada.
Sus ideas en favor de los más pobres y la puesta en práctica de las aperturas aprobadas en los años 60 por el Concilio Vaticano II le granjearon críticas internas en el Vaticano. De hecho, fue obligado a dimitir por motivos de salud, y el papa Juan Pablo II no aceptó que fuese superior vicario, como le hubiese correspondido.
"Manténgase alejado de todas las tendencias secularizadoras, (...) respete la ortodoxia doctrinal", advirtió el Papa polaco en un discurso a los representantes jesuitas en 1979.
La explosión de la bomba atómica en Japón el 6 de agosto de 1945, donde se encontraba físicamente, le marcó profundamente y decidió dedicar su vida a la justicia social y en favor de los pobres. La explosión provocó la muerte en pocos segundos de más de 240.000 personas. En 1980 Arrupe, que era médico de formación, fundó en Roma del Servicio Jesuita para los Refugiados que todavía hoy ofrece ayuda a los migrantes.
Su beatificación es vista como un gesto simbólico de reconciliación. El Papa Francisco ha revelado, además, que fue una figura determinante durante sus años en el seminario. Arrupe falleció en Roma el 5 de febrero de 1991 a los 84 años a causa de una trombosis cerebral.
Si la causa de beatificación prospera y finaliza en canonización, será el tercer padre general de los jesuitas en alcanzar los altares, junto a san Ignacio de Loyola y san Francisco de Borja.