Acoger, acompañar y cuidar: las tres armas de la Iglesia en la lucha contra la lacra de los suicidios

Las cifras de suicidio en España son escalofriantes: cada año, unas 3.900 personas se quitan la vida

Acoger, acompañar y cuidar: las dos armas de la Iglesia en la lucha contra la lacra de los suicidios

Redacción Religión

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Este sábado, 10 de septiembre, se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con el objetivo de concienciar sobre la prevención. Cada año se quitan la vida 800.000 personas en el mundo, de los que 3.900 se producen en nuestro país.

Se estima que más de dos millones de personas presentan un cuadro depresivo en España según datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística. Estrés, depresión o caer en las garras de adicciones tan peligrosas como el alcohol, las drogas o en la ludopatía son algunas de las vertientes.

Nuestros hábitos de vida marcados por la inmediatez, sumado a los cambios provocados por la pandemia (distancia social, cuarentenas, etc.) ha supuesto un empeoramiento de las cifras. Por tanto, la salud mental de buena parte de la sociedad se ha visto afectada en miles de personas como consecuencia de la incertidumbre que nos trajo la covid-19, especialmente en el periodo del confinamiento.

Pero lo que ha disparado las alarmas en los últimos tiempos son las tasas de suicidios. En 2020, un total de 3.941 personas se quitaron la vida, la mayor cifra en las últimas cuatro décadas, y un 7,4% más que en 2019. Son 8,3 suicidios por cada 100.000 habitantes al año, casi once personas que se quitaron la vida cada día el año pasado, según los datos del INE. Y tres de cada cuatro personas que cada año se suicidan son hombres.

El colectivo que más vio incrementado sus cifras fue la de los mayores, con un crecimiento del 20% en el porcentaje de suicidios. Un síntoma más de las consecuencias que ha traído consigo el virus.

La Iglesia muestra su preocupación por la salud mental y el aumento en la tasa de suicidios

Para la Iglesia, la salud mental y el problema del suicidio no es un problema menor. Por ello, siempre ha ofrecido a través de sus congregaciones, parroquias e instituciones razones para vivir y motivos para esperar.

“No cabe duda de que además de las razones de tipo medico, los suicidios nos hablan de desesperanza, de soledad, y a nosotros, a la Iglesia, nos gustaría animarnos y ser capaces de ofrecer esas razones para vivir y motivos para esperar, sobre todo a las personas que se encuentran más amenazadas, las que han perdido los motivos para esperar y las razones para vivir”, expresó el pasado mes de mayo el Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello.

El arzobispo de Valladolid también manifestó que, frente a las dificultades económicas como las personales y desde la experiencia de la Iglesia, “la clave es ayudarnos unos a otros, a aquellas personas con las que nos encontramos en el camino de la vida”.

El centro de salud mental 'San Juan de Dios', el mejor legado del Padre Benito Menni

Como decimos, la Iglesia trata de contribuir a paliar los efectos de una mala salud mental. Por ejemplo, a través del centro'San Juan de Dios', creado por Benito Menni, el sacerdote hospitalario de los Hermanos de San Juan de Dios y fundador de la Congregación Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús. Fue el Padre Benito quien en 1895 compró el primer psiquiátrico en Sant Boi.

Con el valor de la hospitalidad y la persona atendida siempre en el centro de la misión han pasado más de 125 años, pero el carisma fundacional de Benito Menni sigue plenamente vigente en todos los centros de la Orden Hospitalaria en España.

Actualmente cuenta con 19 dispositivos, entre hospitales, centros de día y consultas externas, y 3.541 camas repartidas entre Andalucía, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, País Vasco, Galicia y Madrid.

Este primer hospital supuso la introducción definitiva y la consolidación de los principios de la psiquiatría ilustrada establecida por los teóricos franceses Pinel y Esquirol, basada en el trato humanitario a los pacientes, la consideración de la locura como enfermedad, la importancia de la terapia ocupacional y la atención a los aspectos espirituales y religiosos.

También desde San Juan de Dios se hace hincapié en identificar y analizar los factores de riesgo, así como poner en marcha nuevos programas asistenciales enfocados a las nuevas necesidades que van surgiendo en relación a la salud mental.

Una de cada cuatro personas tendrá un problema de salud mental a lo largo de su vida, según la Organización Mundial de la Salud, con un claro predominio de trastornos depresivos, esquizofrenia, desorden bipolar y ansiedad.