Alfonso Alonso-Lasheras: “Acompañas a gente en la que ves que Dios actúa en la profundidad de la persona”

El coordinador del equipo de promoción vocacional de la Compañía de Jesús explica que en su trabajo tiene la suerte de tocar "la vocación primera de la gente"

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Redacción Religión

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Trabajar en promoción vocacional te acerca al núcleo más íntimo de la persona a la que acompañas y te permite ver que Dios actúa en la profundidad de ella. Supone realizar un trabajo de discernimiento entre las 150 personas que anualmente manifiestan deseos de entrar en la Compañía y que luego se traducen en 5 u 8 entradas en el noviciado. Alfonso Alonso-Lasheras sj, coordinador del equipo de promoción vocacional de la provincia de la Compañía de Jesús en España desde el verano de 2020, ha concedido una entrevista a los medios de los jesuitas para contar su experiencia.

Alonso indica que “estamos contestando a unas 150 personas al año que contactan con nosotros para decirnos “creo que tengo vocación a la Compañía” o “quiero entrar en la Compañía”. Son muchísimos, pero de esos hay mucha persona desequilibrada, hay mucho desconocimiento y mucha situación que es incompatible con la vida consagrada”. Asegura que “por ejemplo, escribe gente casada con hijos, o gente que no es católica pero que está dispuesta a bautizarse para ser jesuita. Además, otros muchos vienen porque quieren huir de sus vidas, a lo mejor, inconscientemente, de entre 40 y 50 años, sin relaciones de pareja serias, en paro y que se dicen ‘será que Dios quiere que sea cura’”.

Sobre si a esas personas desorientadas se les encamina a algún tipo de ayuda, afirma que “depende. Si es una huida, hay que ayudarle a asumir su vocación real en el mundo con mayor plenitud, pero pocas veces lo aceptan. Algunos son suficientemente humildes para fiarse de lo que les dices y otros no, sobre todo los mayores. Hay gente de 80 años que le dices que es muy mayor para entrar en la Compañía y te responde que su madre vivió hasta los 106 y que todavía puede ser 20 años jesuita. Hay otros que piden entrar en la Compañía pero no tienen vocación a ella”.

Orientación y compañía

“También hay gente cuya llamada es espiritualmente sólo a los colegios y a los adolescentes y, como la vida en la Compañía pide estar abierto y disponible para cualquier misión, les acabamos derivando a otras congregaciones masculinas. A esos que tienen vocación, pero no a la Compañía, se les orienta; a los que llaman a la puerta de la vida consagrada como huida se les intenta hacer ver su realidad. Algunos son capaces de vivirlo desde Dios, otros -aunque intentamos acompañarles en el proceso- no saben aceptarlo con paz. Luego también están todos los que nos contactan desde América Latina y derivamos a otros promotores vocacionales de allí”.

En relación a la importancia del trabajo que realizan a nivel digital desde la Compañía, expone que “es importante en dos ámbitos. Uno porque facilita el contacto primero, aunque también genera mucho más trabajo, de hablar con mucha gente, de acompañar mucho proceso y decirle a mucha gente que no. Y dos, ha servido para tener on-line mucho contenido explícito vocacional de jesuitas, que es algo importante para los procesos cristianos de cualquier persona. Porque cuando uno está empezando un proceso de discernimiento en la fe y se plantea ¿qué quiere Dios de mí? que aparezcan inputs ignacianos o jesuíticos es condición de posibilidad de que puedan hacerse la pregunta de si su vocación es ser jesuita”.

En referencia a lo que supone para él el trabajo en promoción vocacional, explica que “

. Sólo así se podía, desde arriba, ir generando la capacidad de que todo lo institucional sea siempre vocacionalmente atractivo, al tiempo que, desde abajo, apoyar con materiales, talleres... Entonces, para hacerlo transversal hace falta un equipo y para mí es una gozada poder trabajar en equipo con jesuitas y compañeros de tanta creatividad y dedicación”.

Parte profunda y espiritual

Por último recalca que además de eso, también “hay una parte más profunda y espiritual: esto te pone muy en contacto con el “sancta sanctorum” de nuestra vocación, con el núcleo más íntimo. Y tú escuchas y acompañas a mucha gente en la que ves que Dios actúa en la profundidad de la persona. Tocas la vocación primera de la gente; tocas lo más íntimo de esa llamada vocacional y eso es precioso. Además, en este tiempo que llevamos el nuevo equipo, siento que estamos profundamente bendecidos. Porque las vocaciones que tenemos, independientemente de cantidades -porque lo de Dios no pasa por los números- son jóvenes buenos, sanos que les apasiona la misión de la Compañía. Aunque veamos que la Provincia está envejecida y en disminución, si cada vocación es un milagro y tenemos ahora en el noviciado 11 jóvenes que se quieren incorporar a un estilo y a una misión como a la que tú has entregado tu vida, podemos sentirnos muy bendecidos. A mí me emociona”.