Andrés González: “La ayuda de los laicos hace posible que el Evangelio llegue a cada hogar”

El párroco de Villares de la Reina, un pueblo cercano a Salamanca, celebra este domingo el Día de la Iglesia Diocesana agradeciendo la "colaboración generosa de los laicos"

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Redacción Religión

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Este domingo se celebra el Día de la Iglesia Diocesana. A tan solo

de Salamanca se encuentra

, en la

, donde viven unas 6.000 personas. La

ha compartido una serie de testimonios a través de sus canales de comunicación, en los que se muestra como es la vida en la iglesia de San Silvestre, la parroquia de referencia de este municipio.

Se le conoce popularmente como “la Catedral de La Armuña”, y cada domingo se reúnen cientos de personas en torno a la Eucaristía, con especial participación de los niños, que previamente tienen catequesis en sus locales parroquiales. Desde hace tres años su párroco es Andrés González, quien indica que lo que hacen es “acompañar a cada uno de los miembros de la comunidad, iniciarles en la fe cristiana, ofrecerles el pan de la Eucaristía, el pan de la palabra y también el perdón y la ternura que vienen de parte de Dios”.

Con motivo de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana, este presbítero aprovecha para dar las gracias. En primer lugar al obispo de Salamanca, José Luis Retana, “que nos pastorea en la caridad”, y también a todo el presbiterio, “que junto con él acompañamos a todo el pueblo que peregrina en la diócesis de Salamanca”.

Y en especial, González da las gracias “a todos los que hacen posible que el Evangelio llegue a cada hogar, a cada casa, porque los sacerdotes, sin la colaboración extraordinaria, gratuita y generosa de los laicos, y también de la vida religiosa y consagrada, no llegamos a casi ninguna parte”.

Compartir la fe con los más pequeños

En la formación en la fe de los más pequeños tienen un papel esencial los catequistas. Una de ellas María del Carmen Galante, de 55 años, que lleva el grupo que tomará la primera comunión. “Me siento muy feliz con esta labor, los niños me dan mucha fuerza, y para mí, ellos son como semillitas que podemos ir dejando, y a ver si en el futuro, se convierten en árboles fuertes”.

De su tarea, ella considera que al final, “estás enseñando algo que tú has vivido durante toda tu vida”. Esta catequista admite que los pequeños le dan fuerza para seguir cada día, “porque realmente si no decimos que creemos en Dios, y no hacemos nada, somos como verdaderas estatuas que estamos por ahí”. Para María del Carmen, los niños son el mejor ejemplo de generosidad y de amor, “y eso es lo que te llena para seguir con ellos”.