Anticomunismo, fe y amistad con Alfonso XIII: las causas de la muerte de Muñoz Seca en Paracuellos
Muñoz Seca, uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX, fue fusilado el 28 de noviembre de 1936 por su defensa de la monarquía y del catolicismo, que mostraba en sus obras
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Se cumplen 87 años del fusilamiento de Pedro Muñoz Seca, escritor y autor de teatro de humor gaditano que perdió la vida el 28 de noviembre de 1936 durante la matanza de Paracuellos de Jarama, en el marco de la Guerra Civil Española. Su catolicismo y defensa de la monarquía le costó la vida. En 2016 se abrió su causa de canonización.
Muñoz Seca nació en el Puerto de Santa María en 1879. Completó sus estudios de bachillerato en el colegio jesuita 'San Luis Gonzaga'. Luego estudió Filosofía, Letras y Derecho en la Universidad de Sevilla. Fue en la capital hispalense donde se interesó por el mundo del teatro.
La primera obra de tatro que estrenó fue una comedia llamado 'Las guerreras' y en 1903 el sainete 'El maestro Canillas'. Tras aquellos años de formación, Pedro Muñoz Secas se trasladó a Madrid. Al tiempo que escribía nuevas obras, impartía clases de griego, latín y hebreo.
En sus inicios madrileños conoció y contrajo matrimonio con la cubana María de la Asunción de Ariza y Díez de Bulnes, con quien tuvo nueve hijos. En la siguiente década, entre la de 1910 y 1920 Muñoz Seca se consolidó en el género teatral de la 'astracanada', caracterizado por una búsqueda de la comicidad a todo trance, incluso a costa de la verosimilitud y desfigurando el lenguaje natural. Su obra más célebre dentro de este género fue 'La venganza de don Mendo', estrenado en 1918 en el teatro de la Comedia. El teatro del dramaturgo andaluz hizo reír a muchas generaciones de españoles e incluso, su sentido del humor lo conservó hasta momentos antes de su muerte.
La sátira sobre el comunismo y amistad con Alfonso XIII le pusieron en el punto de mira
Con la proclamación de la Segunda República, las posiciones se radicalizaron. Alfonso XIII se exilió y la persecución religiosa se recrudeció con la quema de conventos y parroquias o impulsando medidas desde los ayuntamientos contra los intereses eclesiales. Pese a este clima antimonárquico y persecución religiosa, Muñoz Seca Muñoz no cambió sus posiciones. Esto le hizo tener problemas con algunas de sus obras. Concretamente 'En la OCA (Libre Asociación de Obreros Cansados y Aburridos)', en la que cariturizaba el comunismo, y 'Anacleto se divorcia', donde hacía una sátira sobre la ley del divorcio que se aprobaría tras la instauración de la Segunda República. A ello se sumaba la amistad que mantenía con Alfonso XIII, lo que le señalaba aún más.
La carta de despedida de Muñoz Seca a su esposa: "Voy limpio de culpas”
La Guerra Civil Española le pilló durante una gira teatral en Barcelona. Tras ser detenido junto a su esposa, fue trasladado a la cárcel de San Antón en Madrid. María de la Asunción de Ariza fue liberada, pero Pedro Muñoz Seca ya no volvería a conocer la libertad. Durante su estancia en prisión, Muñoz Seca se dedicó a lo que mejor sabía: hacer reír a la gente a través de su humor.
Compartió prisión durante un tiempo con el beato Álvaro del Portillo, sucesor de san Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei. Allí compartió el estrecho espacio con personajes de todo tipo, sacerdotes, militares e incluso adolescentes.
Pese a mostrar su versión humorística entre rejas, sentía miedo, hasta que pidió al responsable de la prisión ver a un cura, siendo ya consciente de que le esperaba la muerte. Con el sacerdote se confesó y escribió una carta a su mujer en la que queda reflejada la resignación ante su futuro: “Cuando recibas esta carta estaré fuera de Madrid. Voy resignado y contento. Dios sobre todo. Voy muy tranquilo sabiendo que tú siempre serás el ángel bueno de todos. El mío lo has sido siempre, y si Dios tiene dispuesto que no volvamos a vernos mi último pensamiento será siempre para ti. PD: Como comprenderás, voy muy bien preparado y limpio de culpas”, escribió Pedro Muñoz Seca a su esposa.
Fusilamiento en Paracuellos del Jarama
Poco después fue trasladado en camioneta a Paracuellos del Jarama junto a otros presos. Era consciente de su final, pero ni por esas perdía su sentido del humor. Los dos milicianos que le custodiaban, conocidos como Dinamita y Riquelme, le quitaron todas sus pertenencias, le rompieron sus gafas y para humillarlo le cortaron sus característicos bigotes.
Aquel maltrato a Muñoz Seca tuvo una respuesta del propio dramaturgo, en la que muestra su serenidad: “Podréis quitarme la cartera, podréis quitarme las monedas que llevo encima, podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo, podéis quitarme hasta la vida; sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis: el miedo que tengo”.
Como hemos comentado, los profundos valores cristianos de Muñoz Seca le hicieron perdonar a sus verdugos, aseverando que tras su muerte iría al Cielo, “un lugar muchísimo mejor que este”. Allí murió a las 8.23 de la mañana junto a 103 compañeros de martirio.
El cuerpo de Muñoz Seca descansa en una de las fosas comunes de Paracuellos del Jarama, junto a otros cadáveres asesinados durante la contienda.