La archidiócesis de Burgos habla del suicidio: "Es tan delicado como necesario"

Detectar las señales de alerta y acompañar con delicadeza centran el curso sobre relación de ayuda en crisis existenciales del Centro de Escucha Diocesano

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Redacción Religión

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Con un incremento creciente en nuestro país de los intentos de suicidio y de las muertes autoinfligidas, el Centro de Escucha Diocesano San Camilo ha abordado esta cuestión en el curso de ayuda en crisis existenciales.

De nuevo con la ayuda de los psicólogos Alfonso Salgado, Almudena Duque y Gloria Salgado, profesores e investigadores de la Universidad Pontificia de Salamanca y de la Universidad Complutense de Madrid, las personas participantes se adentraron en una realidad silenciada hasta hace muy poco, bajo la falsa premisa de que hablar de suicidio ejercía un efecto contagio. Precisamente romper con este y otros mitos fue uno de los puntos de partida de una sesión en la que el objetivo fue preparar y aportar herramientas a las personas que tienen como servicio escuchar a quienes se encuentran en momentos vitales complicados.

Dejar de sufrir

Ni hablar del suicidio lo provoca ni tampoco es un indicio de que quien lo expresa no lo va a cometer. De la misma manera no todas las personas que se encuentran en ese riesgo tienen una enfermedad mental o se encuentran en situaciones objetivamente graves. Entender que nadie quiere morir, sino dejar de sufrir y que este anhelo también es parte del instinto de supervivencia fue presentado como punto de partida para trabajar herramientas y claves para entender a quien puede encontrarse en una situación de riesgo y ayudarle a través de la escucha activa.

Y aunque no siempre hay señales claras, el equipo de profesionales que impartió la jornada aportó algunas pistas y la consiguiente forma de la actuar para acompañar a la persona, incluso intervenir de forma más directa en caso de riesgo extremo, bajo la premisa fundamental que la defensa de la vida es la mayor prioridad.

El impacto en las familias

A lo largo de la sesión los ponentes también propusieron un protocolo básico a modo de pacto con la persona escuchada para solicitar su compromiso con su propio proceso de curación durante un plazo determinado en incluso para permitir la intervención de terceras personas allegadas a ella en caso de situaciones de riesgo. De hecho fueron numerosas las referencias al impacto que un suicidio causa en las personas allegadas de quien se quita la vida, afectadas por un duelo complejo, en el que la ira y la culpa se acentúan.

Al igual que en la primera sesión del curso en el que se abordó de forma más genérica la forma de mejorar la ayuda a personas en distintas crisis existenciales una de las recomendaciones más importantes es no solo abordar y poner el acento en mejorar los aspectos más dolorosos de la situación por la que atraviesa quien requiere ayuda, sino también impulsar y potenciar sus recursos personales, sociales y vitales, como palanca de curación y recuperación.