El arzobispo de Oviedo pide a las exmonjas de Belorado "que recapaciten" de esta "demencial fuga"

Jesús Sanz ha hecho pública una carta en la que lamenta la decisión de las exmonjas de Belorado de abandonar la Iglesia Católica

El arzobispo de Oviedo lamenta la decisión de las exmonjas de Belorado: "Triste desenlace"

Redacción Religión

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El arzobispo de Oviedo ha comentado el “triste desenlace” de las exmonjas de Belorado que han decidido abandonar de manera libre y personal la Iglesia Católica, motivo por el que el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, procedió a la excomunión de las exclarisas.

En una carta, Jesús Sanz Montes asegura que la noticia ha sido “tan extraña como inesperada”, ya que cabe pensar que en una comunidad de monjas contemplativas es un remanso de paz, alejado “de los laberintos mundanos de la crispación y la violencia”.

Jesús Sanz Montes se puso a disposición de las exmonjas para ayudarlas

El titular de la archidiócesis de Oviedo ha recordado que el 13 de mayo, cuando las monjas cismáticas comunicaron su voluntad de abandonar la Iglesia Católica para adherirse a un falso obispo (Pablo de Rojas) y un falso sacerdote (José Ceacero), Sanz Montes se encontraba dando una conferencia en Lisboa a los obispos europeos, cuando recibió un archivos de las hoy exmonjas en el que les explicaba su decisión de abandonar la Iglesia Católica.

“Con perplejidad y dolor les escribí un mensaje poniéndome a su disposición para visitarlas, hablar con ellas, clarificar cosas, ayudar en lo que pudiera. Su archivo rezumaba dolor ante desencuentros varios de la abadesa con algunos obispos con ocasión de una venta de edificios que la Santa Sede no autorizó”, ha explicado en su carta Sanz Montes, quien ha destacado que la decisión del Vaticano fue la adecuada, dada la sospecha de que terceras personas podían estar aprovechándose de la buena fe de las clarisas de Belorado.

Tras los desencuentros, ha continuado explicando el arzobispo de Oviedo, llegó la desconfianza por parte de las monjas excomulgadas por el arzobispo de Burgos. Una desconfianza, apunta Sanz Montes, que las empuja “al enrocamiento rencoroso e irracional que se aísla con la mala compañía de quien proyectaba sobre ellas sus delirios de grandeza, su trucada posición y el inconfesable interés por pingües beneficios que ellos jamás trabajaron ni sudaron”, ha lamentado.

El arzobispo de Oviedo atribuye a la "ofuscación de la exabadesa" la deriva cismática de las diez hermanas

En la misiva, Jesús Sanz Montes ha recalcado que nunca obtuvo respuesta por parte de las exmonjas a su ofrecimiento de escucha y ayuda. En este sentido, el prelado ha subrayado que aprecia desde hace muchos años a estas hermanas de Belorado, monasterio que ha visitado primero como franciscano y luego como obispo: “Les he dado Ejercicios espirituales, cursos de teología, jornadas de espiritualidad, retiros. Por eso experimento la extrañeza de esta deriva, preguntándome cómo han podido llegar a tanto tan equivocadamente. Sólo encuentro una explicación en la ofuscación de la exabadesa arrastrando absurdamente a sus hermanas más jóvenes en el propio “cuasi suicidio” intelectual, espiritual y eclesial”, ha comentado.

Al final de la carta, el titular de la archidiócesis asturiana remarca que hay motivos de “preocupación razonable en estos momentos de confusión a tantos niveles, pero lo que se pide no es la escapada fugitiva sino la fidelidad confiada en Dios y el amor a la verdadera Iglesia”.

“Yo les recordaba el bello comentario a los salmos que hace San Agustín: 'un miembro desgajado del cuerpo conserva la forma, pero ya no tiene vida”. Es decir, un brazo arrancado del tronco tiene forma de brazo, mas es imposible que abrace con afecto, que reparta generosamente, que acaricie con ternura, que pida humildemente, que aplauda en alabanza. Conserva la forma, pero ha perdido la vida. El cuerpo es la Iglesia, los miembros somos sus hijos. Les he pedido que recapaciten, abandonando ínfulas y restañando las heridas. El arzobispo de Burgos tiene las manos tendidas para que se efectúe el regreso de esta demencial fuga, y así lo deseamos quienes queremos de veras a estas hermanas. Que Santa Clara pueda iluminarlas y la gracia de Dios les devuelva la paz y la fidelidad perdidas”, ha expresado el arzobispo de Oviedo.

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